CHAVES RESULTÓ PRESIDENTE, PERO NO CONOCE AL PUEBLO

Siguiendo un hábito viejo, que más que costumbre se ha convertido en un deber, seguí el informe anual del Presidente ante el plenario de la Asamblea Legislativa. Oyendo y viendo el esperpento, me surgió una inquietud que debo confesar, a menudo esas inquietudes cómo llegan se van, pero en este caso quisiera publicarla, si es que lo que estoy escribiendo llega a interesar a alguien. Mi inquietud es muy sencilla y es lo siguiente: proponer que ese extraño protocolo que antes se oficiaba el 1 de mayo y que ahora lo han corrido para el día siguiente, se haga desaparecer de manera definitiva.

¿Cuál es el  sentido de esa ridícula parafernalia, que moviliza a las iglesias cristianas, a todos los Poderes del Estado,  también a los  sub Poderes y al cuerpo diplomático, para escuchar un discurso del Presidente de la República?

Nunca antes ningún Presidente había presentado un espectáculo tan vulgar y  deprimente como el ofrecido por el señor Chaves.

Ese informe presidencial no está sometido a reglas de ningún tipo: el Presidente dice lo quiere y cómo lo quiera. Y todos los demás con el deber de oír y, algunos, con la obligación de aplaudir.

Así ocurrió en la Asamblea Legislativa este 2 de mayo.

Obviamente no se cumplió con la obligación presidencial que establece el artículo 139 de la Constitución Política, que dice: “Son deberes y atribuciones exclusivas de quien ejerce la Presidencia de la República: inciso 4) Presentar a la Asamblea Legislativa, al iniciarse el primer periodo anual de sesiones, un mensaje escrito relativo a los diversos asuntos de la Administración y al estado político de la República y en el cual deberá, además proponer las medidas que juzgue de importancia para la buena marcha del Gobierno, y el progreso y bienestar de la Nación.

Lo que debió ser un informe serio se convirtió en una charanga, en la que los pitos y la percusión, anunciaron un leve o, tal vez una grave esquizofrenia de auto valoración personal. No puedo comprometerme en la valoración clínica, puesto que no conozco esa la materia, pero algo semejante a eso fue lo que nos tocó presenciar.

Para el señor Chaves, Costa Rica era un basurero o menos que eso, hasta que apareció el creador de lo nuevo: un falso demiurgo o un vero charlatán. Creador de todo lo nuevo, que su voluntad hizo posible creando de la nada.

UN DIOS Y EL MILAGRO DE LOS TROLES, DE LOS MILLONES,  BIEN O MAL HABIDOS  Y DE LAS MENTIRAS DESCARADAS.

¿Cómo concibe el Presidente al país que le tocó gobernar?

Costa Rica es un país sin historia, sin héroes, sin intelectuales brillantes, sin hombres y sin mujeres que con su trabajo y con sus esfuerzos han construido  un pueblo por mil razones respetable. Nada aquí tenía valor alguno. Éramos un pueblo tan fantasmal como ningún otro, porque los fantasmas no tienen historia.

Tenía que aparecer Chaves para darnos un pequeño rincón en la historia humana. Apenas una rendija que no puede ser mayor que su propia ignorancia.

Chaves lo niega todo, porque lo ignora todo. Es un Presidente tan ignorante y tan soberbio que está incapacitado para valorar a nuestra historia y a nuestra gente. Los más sencillos están a muchas leguas de su comprensión y de su sensibilidad. Estos sienten a Costa Rica en su piel y en sus corazones, a menudo también en sus estómagos vacíos,  como nunca podrán sentirlo  los ilusos  extranjerizantes, que de ticos solo tienen la cédula de identidad. Esos son los que gritan vivas al Fondo Monetario Internacional, al Banco Mundial y a la OCDE pero que se olvidan de los desean ser ticos auténticos.

La historia de Costa Rica, como la de todos los países del mundo, es compleja y lleva en seno enormes contradicciones sociales y políticas.

Cada uno entiende esas contradicciones de distinta manera y esa distinción se refleja, en última instancia, en diversas expresiones políticas. Los comunistas las entendemos de una manera y los burgueses la entienden de otra, unos defendiendo un régimen de explotación de los trabajadores y los otros, condenándolo. Esa contradicción puede llegar a expresarse de manera violenta, según las circunstancias de cada momento histórico. Lo que parece que no es admisible es que a base de grandes inversiones y enormes engaños  pueda ocurrir que resulte electo presidente de este país, un tico “extranjero práctico” que no conoce siquiera la “sensibilidad tica”. Esta sensibilidad a menudo es una característica especial que nos permite distinguirnos de otros pueblos. Esta es una distinción inocente que no hace que nadie sea mejor o peor que otros. Al final de cuentas la hermandad es el resultado último de la humanidad.

Durante ocho años fui diputado, siempre comunista, defendí mis ideas y concepciones.

Al escuchar el “informe” del señor Chaves me llené de preocupaciones pero no por las ideas del Presidente, sino por su carencia de ideas.

Me parece y espero no equivocarme, que la carencia de ideas y la ausencia de  “sensibilidad tica”, que atribuimos, los de izquierda, los de derecha, y de alguna manera también los sin ideas, al señor Chaves es el resultado de su prolongada ausencia del terruño. Este mal podría curarse, el único remedio es el patriotismo y el respeto por la historia de este pueblo y no servir a los extranjeros que nos ven como una fruta a la  que le sacan el jugo solo para su propio beneficio.

Lo importante es que no se permita que nos hayan convertido en una semicolonia para servir al capital financiero internacional, sobre todo de los supermillonarios yanquis.

El  camino de la contrición de esas faltas es el patriotismo.

Humberto Vargas Carbonell

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