Un 21 de enero de 1909 nace un comunista ejemplar, Carlos Luis Fallas, nuestro querido Calufa

Autobiografïa

Nací el 21 de enero de 1909, en un barrio humilde de la ciudad de Alajuela. Por parte de mi madre soy de estracción campesina. Cuando yo tenía cuatro o cinco años de edad, mi madre contrajo matrimonio con un obrero zapatero, muy pobre, con el que tuvo seis hijas. Me crie, pues, en un hogar proletario.

Cursé los cinco años de la escuela primaria y luego dos de la enseñanza secundaria. Tuve que abandonar los estudios, fui aprendiz en los talleres de un ferrocarril y, a los dieciséis años, me trasladé a la provincia de Limón, en el litoral Atlántico de mi país, feudo de la United Fruit Company, el poderoso trus norteamericano que extiende su imperio bananero a lo largo de todos los países del Caribe. En Puerto Limón trabajé como cargador, en los muelles. después me interné por las inmensas y sombrías bananeras de la United, en las que por años hice vida de peón, de ayudante de albañil, de dinamitero, de tractorista, etc. Y allí fui ultrajado por los capataces, atacado por las fieras, vejado en el hospital.

Andaba en los 22 años, cuando regresé a Alajuela para ver morir a mi madre. Entusiasmado por las ideas revolucionarias y anti-imperialistas que por ese entonces comenzaban a agitar el proletariado costarricense, ingresé al naciente movimiento obrero y, para poder vivir y luchar en las ciudades, aprendí en tres meses el oficio de zapatero, oficio que ejercí por largos años. Intervine en la organización de los primeros sindicatos alajuelenses y en la dirección de las primeras huelgas; fui a la cárcel varias veces; resulté herido en un sangriento choque de obreros con la policía, en 1933, y en ese mismo año, con el pretexto de un discurso mío, los Tribunales me condenaron a un año de destierro en la costa Atlántica, provincia de Limón.

Allí, entre otras actividades revolucionarias, intervine en la organización de la gran Huelga Bananera del Atlántico de 1934, que movilizó 15.000 trabajadores y que conmovió profundamente al país entero. Por mi participación en esta huelga fui encarcelado una vez más, me declaré en huelga de hambre y, gracias a la acción del pueblo, recobré la libertad. Fui electo por los obreros regidor Municipal en 1942 y diputado al Congreso Nacional en 1944.

Me tocó improvisarme jefe militar de los mal armados batallones obreros que derramaron su sangre durante la guerra civil de 1948. Derrotados por las intrigas imperialistas, y bajo la brutal y sangrienta represión que desataron nuestros enemigos, fui a la cércel, estuve a punto de ser fusilado y me adobaron un proceso calumnioso e infamante, pero salvé la vida y recobré la libertad gracias a las protestas del pueblo y a la solidaridad internacional.

En mi vida de militante obrero, obligado muchas veces a hacer actas, redactar informes y a escribir artículos para la prensa obrera, mejoré mi ortografía y poco a poco fui aprendiendo a expresar con claridad mi pensamiento. Pero para la labor literaria, no domino siquiera las más elementales reglas gramaticales de español, que es el único idioma que conozco, ni tengo tiempo ahora para dedicarlo a superar más deficiencias.

Mi labor literaria es muy escasa, porque la mayor parte de mi tiempo lo dedico a la lucha por la total liberación de mi pequeña patria. En 1940 escribí Mamita Yunai, publicada en Costa Rica en 1941, y que pasó desapercibida por años, hasta que el soplo poderoso del gran poeta Pablo Neruda la echó a correr por el mundo: hasta el momento se ha editado en italiano, ruso, polaco alemán, checo, eslavo y rumano y pronto aparecerá también en búlgaro y en húngaro; se editó de nuevo en español en Chile en 1949 y en Argentina en 1955, donde actualmente se prepara su reedición . Y ahora esta edición mexicana que es la definitiva. en 1947 publiqué la novela «Gentes y Gentecillas», en una pésima edidión que corregí luego pero que no he podido volver a editar. Ese mismo año escribí una novela y unos cuentos cortos, que me fueron robados y destruidos durante la represión de 1948.En 1952 publiqué Marcos Ramírez, libro de aventuras infantiles traducido ya al francés, al alemán y al polaco. Y en 1954 publiqué Mi madrina, en un tomo que contiene dos novelas cortas y un cuento y que se tradujo y editó ya en Polonia. Y esto es todo por el momento.

CARLOS LUIS FALLAS

San José, Costa Rica, 1957

Carlos Luis Fallas Sibaja, el dirigente comunista, el escritor, el sindicalista

Carlos Luis Fallas Sibaja, nace en Alajuela el 21 de enero de 1909 / Fallece en San José el 7 de mayo de 1966, fue un dirigente comunista costarricense, luego uno de los escritores más extraordinarios de la literatura nacional.

Frecuentemente considerado como uno de los autores más importantes y emblemáticos de la literatura costarricense, Fallas poseía una manera única de combinar el humor con el realismo crudo y descarnado típico de la época en la que vivió en sus obras.

Carlos Luis Fallas fue hijo de Roberto Cantillano Vindas, director de bandas militares costarricense, y Adelina Fallas Sibaja. Cuando tenía aproximadamente unos 5-6 años de edad, su madre (de extracción campesina), contrajo matrimonio con Rubén Barrantes, «un obrero zapatero muy pobre»1 y tuvo con él 6 hijas, Emma, Lilly, Betty, Arabella, Esmeralda y Odalía.

Se crió con sus tías en San José, y empezó a ir a la escuela Mauro Fernández, pero tuvo que trasladarse luego a la escuela Porfirio Brenes —como él mismo contaría después: «le pegué a la maestra, porque la vieja me iba a pegar. Le colmé las dos orejas con la regla, ella se llamaba Sofía Pochett» —, donde terminó primero, segundo, tercero y cuarto grados (este último lo tuvo que repetir debido a una enfermedad). De sus tías diría: «Ellas me educaron, me enseñaron a bañarme y a esas cosas burguesas».

Lector voraz desde los 10 años de edad, cursó solo los cinco grados de la escuela primaria y dos de la secundaria, ya que tuvo que abandonar los estudios para trabajar como aprendiz en un taller de ferrocarriles.

Cuando iba a entrar en quinto grado se fue para Las Tropas, a Panamá. Después trabajó en el ferrocarril al Pacífico como aprendiz en la sección de aire y a los 16 años se trasladó a las plantaciones de banano de la transnacional United Fruit Company, en la provincia de Limón, donde trabajó como cargador, peón, ayudante de albañil, dinamitero y tractorista, entre otros oficios. Declaró haber sido «ultrajado por los capataces, atacado por las fiebres, vejado en el hospital». Todas estas experiencias hicieron que se desarrollara en Fallas una profunda sensibilidad por los problemas sociales, que vivió en carne propia y que influyeron en su obra literaria.

Regresó a Alajuela a los 22 años de edad para ver a su madre morir. Se fue a Grecia a trabajar en la carretera al Pacífico, y después, a Las Cañas.

Fue por ese entonces que su vida cambió gracias a un excompañero de colegio, Claudio Alvarado, con el que tropezó en el parque de Alajuela. Alvarado le prestó el Manifiesto Comunista, de Marx y Engels, que «fue una revelación». «En ese libro encontraba la explicación de todos los problemas, y era como si me fueran a quitar una venda de los ojos», diría poco antes de morir. Motivado por los ideales revolucionarios y antimperialistas, a partir de entonces se consagraría al comunismo y al naciente movimiento obrero.

Fallas aprendió en tres meses el oficio de zapatero, que ejerció por varios años.

Carlos Luis Fallas participó activamente en la vida política y social del país: fue miembro de los primeros sindicatos alajuelenses y líder de huelgas que lo llevaron a la cárcel en varias ocasiones; fue uno de los líderes más visibles del Partido Comunista Costarricense.

En 1933 resultó gravemente herido en un sangriento choque entre obreros y la policía. Ese mismo año, después de un discurso calificado de subversivo por las autoridades, fue condenado a un año de destierro en Limón; ahí intervino en la gran huelga bananera de 1934 contra la United Fruit Company, que llegó a movilizar a más de 15.000 trabajadores. Esto motivo que lo volvieran a encarcelar; se declaró en huelga de hambre y finalmente fue puesto en libertad.

Fue elegido regidor municipal en 1942 y diputado del Congreso Nacional en 1944. Participó como jefe militar de batallones comunistas en la guerra civil de 1948 y después fue a la cárcel una vez más, ocasión en la que estuvo a punto de ser fusilado.

En 1965, Calufa viajó a Moscú junto a su entonces esposa, Zahyra Agüero. Según afirmó alguna vez Joaquín Gutiérrez, a Fallas le había salido una pequeña protuberancia en la ingle antes de efectuar el viaje, por lo que visitó un médico que le ofreció operar al día siguiente. Sin embargo, Fallas se negó debido precisamente al viaje, y dijo que si se tenía que operar, lo haría allá.

En la Unión Soviética le anunciaron que tenía un cáncer generalizado. Regresó a Costa Rica ya gravemente enfermo y se dedicó solo a escribir artículos en el periódico.

Murió el 7 de mayo de 1966 a causa de un cáncer de riñón. Sus restos yacen en el Cementerio Obrero junto con 12 cuerpos más, en una bóveda prestada y sin lápida de identificación.

Obra literaria

En su accionar como militante obrero se vio obligado muchas veces a hacer actas, redactar informes y a escribir artículos para la prensa obrera, lo que le permitió ir mejorando progresivamente su ortografía, al tiempo que iba aprendiendo a expresar sus ideas y pensamientos de una manera más clara y concreta; aun así, siempre se consideró a sí mismo como un «aficionado» en el oficio de la escritura.

Aunque su obra literaria es relativamente breve —solo cuatro novelas y unos pocos cuentos—, es considerada como trascendental dentro de la literatura costarricense. En 1947, año en el que publicó Gentes y gentecillas, escribió una novela y unos cuentos cortos que le fueron robados y destruidos durante la represión de 1948.

La obra de Fallas se caracteriza por contar con una gran cantidad de costarriqueñismos y por la singular manera en la que el escritor describe los paisajes y el mundo psicológico en el cual se desenvuelven los personajes; hay predominancia del lenguaje coloquial, lo que hace que los personajes y las situaciones expuestas en sus obras sean muy realistas y directas.

Lo que le da un carácter único a la obra de Fallas es el hecho de que tomó como base única sus propias experiencias; por medio de su obra literaria, denunció las injusticias sociales que observó y sufrió.

Aunque la obra de Fallas fue abriéndose por sí sola el camino a la difusión internacional, fue el poeta chileno Pablo Neruda, premio Nobel de Literatura, quien la hizo despegar de manera definitiva al mencionar a uno de los personajes de Mamita Yunai (Calero) en su Canto general: «No te conozco. En las páginas de Fallas leí tu vida, / gigante oscuro, niño golpeado, harapiento y errante. / De aquellas páginas vuelan tu risa y las canciones, / entre los bananeros, en el barro sombrío, la lluvia y el sudor. / Qué vida la de los nuestros, qué alegrías segadas, / qué fuerzas destruidas por la comida innoble, / qué cantos derribados por la vivienda rota, / qué poderes del hombre deshechos por el hombre! / Pero cambiaremos la tierra. No irá tu sombra alegre / de charco en charco hacia la muerte desnuda. / Cambiaremos, uniendo tu mano con la mía, / la noche que te cubre con su bóveda verde. / (Las manos de los muertos que cayeron / con estas y otras manos que construyen / están selladas, como las alturas andinas / con la profundidad de su hierro enterrado.) / Cambiaremos la vida para que tu linaje / sobreviva y construya su luz organizada.»

La novela autobiográfica Marcos Ramírez (1952) fue llevada a la televisión en 1980 en una serie de 13 capítulos. La cinta —con guion y producción de Juan Bautista Carballo y dirección de Santiago Herrera— fue rodada en los alrededores de la comunidad de Ciruelas de Alajuela.

Sus obras han sido traducidas al italiano, francés, ruso, polaco, alemán, checo, eslavo, rumano, búlgaro y húngaro.

El 14 de noviembre de 1977 la Asamblea Legislativa de Costa Rica lo declaró Benemérito de la Patria por acuerdo # 1793.

Premios y distinciones

  • Premio Iberoamericano de Novela 1962 (Fundación William Faulkner, Estados Unidos), por Marcos Ramírez.
  • Premio Nacional de Cultura Magón 1965
  • Benemérito de la Patria (1977)

Obras

  • Mamita Yunai, novela, Editorial Soley y Valverde, San José, 1941
  • Gentes y gentecillas, novela, Imprenta Falcó, San José, 1947
  • Marcos Ramírez, novela, Imprenta Falcó, San José, 1952
  • Mi madrina, novela, Imprenta Falcó, San José, 1954 (edición ilustrada con dibujos de Luis Carballo Trejos: Editorial de la Universidad Estatal a Distancia, Costa Rica, 2011)
  • Un mes en la China roja, crónicas publicadas en 1957 en la revista Adelante y editadas posteriormente en libro por Eduardo Saxe Fernández, con la colaboración de la viuda del escritor, Zahyra Agüero; Editorial Universidad de Costa Rica, Ciudad Universitaria Rodrigo Facio, San José, 1977
  • Tres cuentos, Editorial Costa Rica, San José, 1967; contiene:
    • La dueña de la guitarra de las conchas de coloresBarreteros; y El taller
  • Barreteros y otros cuentos, Editorial Costa Rica, San José, 1987
  • Obra narrativa, 2 tomos, Editorial Costa Rica, 2009
    • Tomo 1: Marcos RamírezMi madrinaTres cuentos (La dueña de la guitarra de las conchas de coloresBarreteros; y El taller)
    • Tomo 2: Mamita YunaiGentes y gentecillas

Arnoldo Ferreto: Al lado de «Calufa» en la huelga bananera

Recordando a Carlos Luis Fallas

Carlos Luis Fallas Sibaja (CALUFA), destacado militante del Partido Comunista, se encontraba cumpliendo una pena impuesta por los Tribunales de Justicia en la Provincia de Limón, en el año 1933; esa pena se la impusieron en razón de que Fallas, tuvo un enfrentamiento con la policía en la ciudad de San José, en una de las tantas marchas que organizó el Partido Comunista, con los desocupados, producto del gran desempleo provocado por la crisis económica de 1929.  En ese entonces, al imputado se le privaba de libertad, enviándolo a alguna zona de destierro, recuérdese que en Costa Rica, eran zona de destierro el Pacífico Sur, el sector de Nicoya, San Ramón de Alajuela, Zona Atlántica y el privado de libertad escogía adonde se iba a cumplir su pena. En esas circunstancias, el Partido Comunista le aconseja a Carlos Luis Fallas, que se vaya para la Zona Atlántica, toda vez que él ya conoce ese territorio de modo pormenorizado, y que ahí se dedique poco a poco, a organizar a los trabajadores bananeros en las amplias fincas ubicadas en 28 Millas, Valle de la Estrella, Home Creek, Cuba Creek, El Carmen, El Imperio, La Francia, en su gran mayoría esos terrenos eran propiedad de la United Fruit Company (UFCO); además, se le indicó a Carlos Luis Fallas que trabajara políticamente a los productores nacionales (pequeños y medianos), para que eventualmente fueran aliados en luchas sociales que se avecinaban.

«Efectivamente, el Partido Comunista a través de sus diputados en el Congreso de la República, presentó un Proyecto de Ley para favorecer a los trabajadores bananeros/as, el mismo contempló:

a) Pago en moneda nacional y no con boletos.

b) Creación de botiquines en cada finca.

c) Dichos botiquines deberían poseer suficientes pastillas de quinina, para enfrentar el paludismo; además de sueros antiofídicos, pues muchos bananeros perdían su vida por mordeduras de serpientes venenosas.

d) Que se permitiera la compra de bienes en los Comisariatos, los cuales eran propiedad de la Compañía Bananera, y solo permitían boletos; entonces que se permitiera el curso de la moneda nacional.

e) Permitir el derecho a la sindicalización de los/as trabajadores/as bananeros/as»¿Qué relación tienen estos hechos con don Arnoldo Ferreto Segura?

En verdad mucho, porque cuando el Congreso de la República en tercer debate, no aprobó dicho Proyecto de Ley, por presión del Gerente de la United Fruit Company, para Costa Rica, Mr. Chittenden; entonces el Partido Comunista, convocó a Huelga en la zona bananera, ahí ya Carlos Luis Fallas tenía preparadas las condiciones para este gran movimiento social, que hoy la historia patria conoce como la Huelga Bananera de 1934.En aquellas circunstancias, el Partido decidió que varios dirigentes nacionales tenían que trasladarse a trabajar con Carlos Luis Fallas, y entre ellos, se le encomendó esa tarea a Arnoldo Ferreto Segura.Ahí, él permaneció dos meses, recorriendo fincas, orientando y aprendiendo de la clase obrera, esto es, como muy bien apuntó Antonio Gramsci, llevando a cabo la praxis revolucionaria.Al final de la Huelga, él junto con otros dirigentes, permanecieron presos por espacio de mes y medio en la cárcel de Limón (Ferreto López, 1980, P.15). No hay duda, que esa fue una escuela política de gran envergadura para el joven comunista Arnoldo Ferreto Segura.

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