En nombre de Juan Rafael Mora, del General Cañas y de los héroes y mártires de la guerra contra los filibusteros, decimos NO al Fondo Monetario Internacional
Por: Humberto Vargas Carbonell
El 30 de setiembre se cumplieron 160 años del fusilamiento de Juan Rafael Mora Porras que se recuerda junto con la ejecución de José María Cañas que ocurrió 2 días después, el 2 de octubre.
Es una fecha dolorosa pero también gloriosa. El Libertador, nuestro libertador y su principal lugarteniente fueron fusilados por ambiciosos políticos, sedientos de poder y de riqueza. Esta sed es insaciable en el mundo de los explotadores. Así era hace 160 años y así es ahora. Las circunstancias cambian y han cambiado radicalmente, pero la ambición de los explotadores se mantiene intacta.
En algunas ocasiones, antes los abusos de las nuevas generaciones de explotadores y entreguistas, hemos dicho que a Mora y a Cañas se les fusila todos los días.
Cada injusticia contra el pueblo, contra los humildes, contra los explotados, cada acto de entreguismo para servir a poderes extraños es un crimen contra la memoria de Juan Rafael Mora, contra Cañas y contra todos los mártires y héroes de la lucha contra los filibusteros.
Por eso ha resultado inadecuado y hasta repugnante que, ante un pueblo que en justicia protesta, el Presidente Alvarado tratara de establecer un parangón entre su lucha por más impuestos injustos y la lucha patriótica de Juan Rafael Mora por la independencia y la integridad soberana del pueblo costarricense.
Para cualquier observador sensato es evidente que los principales organismos financieros internacionales y, de manera especial el FMI, son el brazo largo de los imperialistas que pretenden dominar los destinos de todos los países. Conciben a ese destino como la renuncia a la autodeterminación y a la negación del ejercicio pleno del derecho a decidir.
El auténtico pueblo costarricense jamás aceptará el dominio del Fondo Monetario Internacional. En la lucha patriótica contra el TLC los entreguistas ganaron gracias a un vulgar fraude electoral. Oscar Arias entonces hizo una campaña de ofrecimientos demenciales y apeló al “memorándum del miedo”. Ahora, Carlos Alvarado apela a las mismas armas, pero esta vez no podrán utilizar el fraude. El pueblo vencerá.
Los ticos hemos aprendido que el endeudamiento excesivo y bajo condiciones de dominio imperialista se convierte en sometimiento absoluto, es decir, en la pérdida de la libertad y con la libertad, en la pérdida de la soberanía nacional. La libertad es el valor supremo y el don más preciado de cualquier pueblo y obviamente, también el nuestro, el costarricense.
Cuando el derecho a ser libres se compromete, comienzan a crecer las raíces del neoliberalismo. Lo que ahora se conoce como neoliberalismo no es igual a las viejas ideas liberales que, en las primeras etapas del modo de producción capitalista, dieron origen a la llamada democracia burguesa y del libre comercio. Fue un modo de producción y de vida política nefastos porque significó un nuevo estadio de la explotación de unos hombres por otros hombres. El capitalismo evolucionó naturalmente y se convirtió en un nuevo modelo de explotación, el más brutal de todos, el imperialismo. El imperialismo es el poder de los monopolios y del capital financiero que pretende dominar a todos los pueblos. Su meta es apoderarse de las riquezas de la tierra y subordinar a todos los pueblos. El objetivo fundamental es subordinar a los Estados, anular su acción en la vida económica y establecer el monopolio de la propiedad privada, pero sometida al poder superior del capital financiero de las grandes potencias imperiales.
El Fondo Monetario Internacional es un instrumento de ese programa liderado principalmente por los monopolios norteamericanos.
El imperialismo norteamericano es un régimen que igual apela a la mentira o al asesinato. Tiene un largo historial de crímenes selectivos o masivos. Cuando se trata de sus intereses no tiene ningún escrúpulo ético. Los gobiernos cambian y las personas que lo manejan también, pero la esencia agresiva y explotadora sigue siempre igual.
Los ticos tenemos que formar nuestra conciencia siguiendo el ejemplo de Juan Rafael Mora, de José María Cañas y todos los combatientes contra la horda filibustera. En la batalla de Santa Rosa se tomaron 24 prisioneros, 23 de los cuales fueron fusilados después de un juicio. Ese espíritu nos dio el derecho a ser independientes. Ahora lamentablemente debilitado por la conducta de los más obligados a preservar esa condición que es irrenunciable.
En este momento y en razón de su cargo, el Presidente Carlos Alvarado es el gestor principal de la dominación imperialista en nuestro país.
Su principal esfuerzo en la acción política está determinado por la imposición de las políticas neoliberales y el sometimiento al imperialismo de los Estados Unidos. El neoliberalismo es el camino de la perdición para los pueblos dependientes.
Los problemas fiscales y económicos que tienen muchas posibilidades de soluciones auténticamente costarricenses; evidentemente no estamos en un callejón sin salida. Abrir la puerta al Fondo Monetario Internacional es un acto que solamente sirve a los intereses imperialistas. Ese es el camino de Alvarado y el único que sirve a los imperialistas. Trump, Pompeo y todo el grupo gobernante atacan a los pueblos que han optado por la libertad con una saña genocida. Con esos métodos atacan a Cuba, a Venezuela, a Nicaragua; atacaron a Chile y otros países que optaron por la autodeterminación. Los actos genocidas ahora les pusieron un apodo: las llaman “sanciones”.
No olvidemos nunca.
Si Juan Rafael Mora se ha ganado el título de Libertador resulta un grave, sin sentido y hasta una insolente, que ante la protesta popular el señor Alvarado pretenda igualar su cabezonada por someternos al FMI con la guerra librada por el pueblo sencillo contra el filibusterismo.
Los filibusteros no eran vulgares aventureros, eran la expresión de las ideas del Destino Manifiesto que forjó la ideología de la supremacía de los gringos, por encima de todos los pueblos de la tierra. Esas ideas que se hermanan con el criminal monroísmo se mantiene viva en la gran burguesía monopolista y ha adquirido dimensiones nuevas y brutales en la presidencia de Trump.
Esta política se expresa en el manejo exclusivamente monetarista de la situación nacional. Los problemas de las cuestiones fiscales, las deudas, el pago de intereses y todas las cuestiones que rondan estos temas y nada más. Eso es, precisamente, el cumplimiento de las políticas importadas desde Washington.
Ni una palabra sobre la economía real, y menos sobre la corrupción administrativa, el contrabando, la elución de los impuestos y la corrupción de los grandes empresarios que no los pagan con la complicidad de funcionarios; se calla sobre los privilegios fiscales de grandes empresas extranjeras, tanto industriales como agrícolas; el gobierno no se pronuncia sobre la crisis de la agricultura de alimentos básicos; tampoco se asume la responsabilidad sobre los miles de millones que se pagan por el alquiler de edificios, muchos de los cuales además de onerosos no son más que una granjería para paniaguados de la burguesía.
Basta de entreguismo, es la hora del patriotismo.
Basta de privilegios para los grandes burgueses y basta de penurias para el pueblo trabajador.