El pueblo venezolano y su presidente son brutalmente agredidos por los imperialistas y sus sirvientes
Un muro de mentiras rodea la verdad de un pueblo que lucha por su derecho a ser libre. Los gringos quieren robarse el petróleo que pertenece al pueblo. Ese pueblo valiente está luchando al lado de su gobierno revolucionario.
Por: Humberto Vargas Carbonell
Secretario General PVP
Como era de prever, la voz editorial de La Nación tenía que vociferar contra el Gobierno que preside el Compañero Nicolás Maduro Moros, el único y legítimo gobierno de la República Bolivariana de Venezuela. Cumplió la orden superior, insultar, siempre insultar, aunque el insulto resulte una inconmensurable tontería. Así son las cosas, el diario de la derecha fanática y sobornada, le agregó un nuevo epíteto al Presidente de todos los venezolanos: “Maduro contra la humanidad”.
De esta manera se aseguran la coima imperial, porque es así como logran engrosar el estipendio que se entrega a los reclutados en el ejército de los mentirosos, comandado por Trump y por Mike Pompeo quien, hasta hace muy poco era el Director de la CIA.
La intención del título, aunque se acompañe con pitos, tambores y platillos, no es más que una reiteración de la maldad del más torpe de los gobernantes, Trump y del más criminal de los regímenes políticos, el imperialismo yanqui.
La derecha fascista, esencialmente vulgar, en su acción política, en todas las variantes de su gestación y de su entorno social, se asocia con la violencia, la discriminación y la mentira. La derecha fascista se sacia mintiendo y calumniando. Hitler, Mussolini, Franco y así sus engendros latinoamericanos, ahora y antes al servicio del imperialismo yanqui, no pueden apartarse de la senda de las mentiras. Le temen a la verdad como dicen que las fieras le temen al fuego.
El concepto “derechos humanos”, en la voz de los imperialistas se ensucia cuando apenas comienzan a vibrar las cuerdas vocales y, en las matrices ideológicas de quienes obedecen sus órdenes, se convierten en basura pestilente.
Ninguno de los instrumentos legales internacionales vigentes para la protección de los derechos humanos, ha sido incorporado al derecho positivo de los Estados Unidos.
El Gobierno de Washington se niega a cumplir las sentencias de la Corte Internacional de Justicia, adscrita a las Naciones Unidas. Este mismo gobierno mantiene amenazados con fuertes sanciones a los jueces y fiscales de la Corte Penal Internacional si se atreven a incoar una denuncia o juicio contra un ciudadano de los Estados Unidos.
Es necesario agregar que ese mismo gobierno permanentemente subvierte el orden jurídico internacional establecido por la Carta de Las Naciones Unidas. No acepta la igualdad jurídica de los Estados miembros; amenaza, agrede, invade y ocupa a los que no obedecen sus dictados. Los poderes yanquis se toman la libertad de agredir, haciendo uso de las mal llamadas “sanciones” que realmente son brutales agresiones.
En el caso de Nuestra América todos los regímenes realmente criminales y sádicos fueron impuestos por la voluntad y mantenidos con la complicidad de los gobiernos yanquis. Sus hijos directos han sido los regímenes de Somoza, Martínez, Ubico, Noriega, Pinochet, Trujillo, Gómez, y también los Castelo Branco, Bordaberry, Stroessner, Videla, Gómez, Castillo Armas y muchos más. Imposible olvidar el entendimiento criminal de las dictaduras conocido como Operación Cóndor. Cuántas vidas cegaron, cuánta sangre derramaron, cuánta pobreza y miseria impusieron. El inspirador y usufructuarios de esa tragedia humana, social, política y ética ha sido el que ahora dice luchar los derechos humanos en Cuba, en Venezuela o en Nicaragua.
El inspirador y director de estas dictaduras y de sus planes fue precisamente el Gobierno de los Estados de América. Este sí es un hecho debidamente probado.
El informe que dicen que sirve de sustento a las falsificaciones de la verdad que comenta el editorial de “La Nación” fue redactado por una comisión que nunca pisó territorio venezolano, ni indagó ni probó nada. Es una sarta de mentiras urdidas por agentes de la derecha, entre ellos algunos pinochetistas declarados. Tampoco es un documento oficial de las Naciones Unidas. Es posible, acaso, hacer un documento que valora la situación de un país, al margen del Gobierno de ese país. El Gobierno de Venezuela, presidido por Nicolás Maduro Moros, tiene la representación de ese Estado en las Naciones Unidas y, un grupo desconocido, hace un informe sobre ese país al margen de la autoridad de ese Gobierno.
Estamos en presencia de un panfleto—un libelo difamatorio—que nadie puede tomar en serio, salvo en cuanto es una muestra de la agresividad imperialista contra el pueblo venezolano.
“La Nación” y el propio informe de marras insulta, pero no prueba absolutamente nada. Sobre absolutamente nada aportan pruebas.
Copio del editorial del 24 de setiembre: “En palabras de su presidenta, la especialista portuguesa Marta Valiñas, el grupo encontró “motivos razonables para creer que las autoridades y las fuerzas de seguridad venezolanas han planificado y ejecutado, desde el 2014, graves violaciones… Utilizan el verbo creer y simplemente creyendo eliminan cualquier prueba o convicción.
¿Qué significa creer en nuestro idioma castellano?
El diccionario de la Real Academia de la Lengua nos aclara el sentido del verbo creer. Copio: Creer. 1. tr Tener algo por cierto sin conocerlo de manera o sin que esté comprobado o demostrado.
Resulta que el comentario de La Nación y el seudo informe comentado, son igualmente falsos por carencia absoluta de pruebas. Son maniobras imperialistas contra un pueblo latinoamericano, es decir, basura pura.