Robarle recursos a la lucha contra el cáncer es un acto criminal

Los ricos pueden pagar servicios privados, los trabajadores dependen de los recursos del seguro social. La lucha contra los derechos de los pobres es la médula de la política del presidente y de los diputados  a la ofensiva oligárquica debemos responder con la unidad de todo el pueblo.

Por: Humberto Vargas Carbonell

I

Disminuir los recursos para financiar la lucha contra el cáncer es un acto de barbarie.

Es lo hecho por una mayoría parlamentaria. Ahí están diputados de los partidos que juraron en falso cuando pidieron votos para servir a los costarricenses. Buenos para pedir votos y perversos y falsarios cuando ya pueden acomodar sus sentaderas en las curules.

El cáncer mata y los diputados también. En un caso es un hecho de la naturaleza, en el otro el fruto de un árbol podrido.

Los trabajadores de la salud salvan vidas porque luchan por vencer el cáncer y los otros, los que juraron servir al pueblo se empeñan en quebrantar su juramento cortando el hilo de la vida, como lo hacía la parca de la mitología romana.

Este Presidente y estos diputados están envanecidos, orgullosos de cercenar los derechos conquistados por los trabajadores través de grandes y sacrificadas luchas.

El falso orgulloso se convierte rápidamente en pérdida del buen juicio. La carencia de buen juicio domina la conducta de todos los Poderes de la República.

Los oligarcas y su voz maloliente que es La Nación y así como los oficiantes políticos que son sus sirvientes, parten de un supuesto falso, ya que, dando fe a sus propias mentiras creen que están tratando con un pueblo domesticado. El pueblo ha sido engañado durante algunos años, pero las realidades destruyen las máscaras, disuelven la tinta de las páginas llenas de odio y apagan las putrefactas pantallas de los televisores.

Cuando no haya falsedad ni odio brillará la gran verdad de la justicia social. Se cegaran los ojos de los explotadores, incapaces de mirar de frente la luz de la justicia y se taponearán sus oídos que no escucharán los cantos de una victoria popular y ni podrán gozar la alegría de las risas infantiles.

Los que han superado la enfermedad del cáncer proclaman su alegría trabajando para que otros puedan compartir su triunfo. Cientos de niños han sido liberados de la tragedia de la orfandad, cientos de esposas y esposas pudieron continuar su vida juntos, cada vez que se logra vencer esta terrible enfermedad se alcanza una victoria de toda la humanidad.
Vencer el cáncer, así como ganar la vida contra la muerte en otras enfermedades, es una victoria de la inteligencia, pero sobre un paso más en la búsqueda de una sociedad más justa y más armónica.

Esta es la gran tarea de la Caja Costarricense del Seguro Social y de todos sus trabajadores.

II

La democracia burguesa en nuestro ha tenido muchas manchas y a menudo esas manchas han sido de sangre derramada en las luchas de la clase obrera. Esto es cierto.

Los comunistas estuvimos fuera de ley y amenazados por penas de muchos años de prisión. Nuestro compañero Carlos Luis Fallas ahora benemérito de las letras nacionales fue condenado por robo de gallinas. Un juicio obviamente falso. En diciembre de 1948 fueron sacados de la cárcel los dirigentes del partido comunista de Limón y fusilados en el Codo del Diablo. Muchos compañeros fueron encarcelados por su militancia en el Partido Vanguardia Popular, algunos por largos periodos. En la última Huelga Bananera fueron asesinados dos trabajadores Luis Rosales y Alfonso Guzmán. Antes en Sixaola mataron al compañero Narciso Morales. Esta lista es larga. Durante muchos años hubo libros prohibidos y si los portaba un comunista todos eran prohibidos. A la joven Viviana Gallardo la asesinaron estando en presa, en la celda tras barrotes y el maldito asesino desde el corredor penitenciario. El Tribunal Supremo de Elecciones aparte de muchas otras tropelías dictó una resolución en que indicaba que jamás podría inscribirse para participar en un proceso electoral un partido con el nombre “Partido Comunista”. Ahora se ensañaron contra el intento de inscribir a Vanguardia Popular en la Provincia de Limón. Todas estas brutalidades y muchas otras han sido parte de la llamada “democracia tica”.

Este mínimo bosquejo lo hago para afirmar en este momento la situación es peor. Ahora padecemos una deriva que nos conducirá, si no somos capaces de defendernos, a la consolidación de un gobierno de ultraderecha, es decir un régimen político en que los trabajadores carecerán de los derechos más elementales.

¿Cuál es la diferencia? En las condiciones de la democracia burguesa la lucha de clases está presente y algunos casos la oligarquía acude a acciones violentas contra el pueblo. Lo nuevo es que ahora se pretende institucionalizar la negación de derechos a los trabajadores y como corolario, establecer un nuevo modelo de represión. Esta institucionalización de la negación conduce a la “legitimación” de la represión de tal manera que el Estado asume funciones terroristas contra el pueblo. Esta es la esencia del fascismo.

La ley sobre las huelgas lleva implícito un nuevo capítulo de la legislación penal. El código de trabajo, en esa materia, que prácticamente derogado y sustituido por figuras penales.
Las instituciones propias de la democracia burguesa tienden a desaparecer y en su lugar aparece una nueva institucionalidad con un doble carácter: por un lado represivo y por otro empobrecedor.

Estamos en las puertas de un Estado fascista, cuyos porteros principales son Carlos Alvarado Quesada, Rocío Aguilar, Carlos Roberto Benavides, Pedro Muñóz Fonseca y un grupo de subordinados. Todos, por igual, sirven ciegamente a la oligarquía y los poderes imperiales.

Es posible acaso admitir que en una sociedad dividida en clases un grupo (la burguesía) cuente con “derechos” incluyendo los más espernibles como son la corrupción, la explotación de los trabajadores y la evasión del pago de los impuestos y a otros (los trabajadores) se les niegue la elemental facultad legal de defender sus propios derechos humanos.

Prohibir las huelgas y negar recursos para la lucha contra el cáncer son parte de un propósito único. Los argumentos de la oligarquía y de los diputados de la ultraderecha son falsos y son hipócritas.

Hace apenas unos días lloraron lágrimas de cocodrilo por la huelga de los trabajadores del Seguro Social, pero ahora deciden quitar fondos a la lucha contra el cáncer. Supuestamente defendían a los pacientes y ahora les acortan las posibilidades de sobrevivir.
El Presidente aconseja a la Caja de Seguro Social la venta de servicios, lo mismo dice a las universidades públicas. Pero aplaude y se regocija con la amnistía fiscal y con los privilegios que gozan las grandes empresas extranjeras y las nacionales.

Estamos en recesión provocada por el Gobierno; pequeños y medianos negocios se cierran; aumenta la desocupación, ahora el 13%; crece el trabajo informal; la economía campesina está en crisis, al igual que los trabajadores de la pesca; el pueblo pierde confianza en el futuro, tanto en la actividad económica y como en la gestión de los partidos de la oligarquía.

El Presidente, los diputados y todas las esferas oficiales se han organizado como un ejército contra el pueblo trabajador.

En Vanguardia Popular pensamos que el pueblo debe hacer lo mismo: unirse, organizarse para luchar, todos juntos, por la democracia, por la justicia social y por la independencia nacional.

Unidos podemos desafiar a los oligarcas criollos y a los explotadores extranjeros y proponernos una lucha electoral para vencer, si nos niegan los derechos electorales buscaremos, siempre unidos, nuevos caminos.

 

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