87 Aniversario del Partido de los Comunistas costarricenses

Durante 87 años el partido de los comunistas ha estado presente en todas las lucha populares por la justicia social, en todas las luchas antimperialistas y ha sabido cumplir, entregando la vida de sus militantes, sus deberes internacionalistas.

Símbolo del internacionalismo son los compañeros Yamileth López, Pepe Romero y José Ángel Marchena, quienes cayeron en combate luchando contra la opresión y contra la barbarie imperialista. Muchos otros han combatido en diversos frentes de lucha. Ellos son ejemplo y enseñanza de la suprema virtud de un comunista. Es una virtud que ha de estar presente en las obligaciones de un militante comunista. Así lo expresó el camarada Che Guevara: “La virtud más hermosa de un revolucionario es sentir como propia cada injusticia que se cometa en cualquier lugar del mundo.

El Partido Comunista es un árbol vigoroso, en cuyas raíces se guardan como memoria imprescindible los nombres de sus fundadores. La primera dirección fue nombrada por el Primer Congreso y la integraron los siguientes camaradas: Manuel Mora Valverde, Secretario General; Luis Carballo Corrales, Secretario de Actas; Ricardo Coto Conde, Secretario de Correspondencia; Jaime Cerdas Mora, Secretario de Finanzas. Prosecretarios: Efraín Jiménez Guerrero, Carlos Marín Obando, Alfredo Valerín Acevedo, Gonzalo Montero Berry, Carlos Coto, José Barquero, Anselmo Soto.

Ya en ese momento actuaban en el partido las compañeras Carmen Lyra, Luisa González y poco después, Carlos Luis Fallas.

Los primeros dirigentes  y  todos los compañeros que participaron en el Primer Congreso del Partido son la base fundacional del Partido de los  Comunistas.

Cualquiera haya sido su conducta posterior, que aquí no cuestionamos ni hay razón para discutirla, debe conservárseles el mérito de haber fundado el partido comunista, un partido proletario y orientado por el marxismo-leninismo.

Con la fundación del Partido Comunista se abrió un nuevo camino histórico, apareció en escenario una fuerza que representaba los intereses de la clase obrera, de los campesinos y de todos los que sufren las consecuencias de la explotación capitalista. Se fortaleció el patriotismo antiimperialista. A largo de tantos años el partido ha cometido errores y en ocasiones, errores graves, pero jamás traicionó los intereses del pueblo trabajador, ni renunció a la teoría revolucionaria construida por  Marx, Engels y Lenin.

Surgió por primera vez una organización política orientada científicamente, tanto en la crítica del modo de producción capitalista, como otras cuestiones sociales, tanto en la defensa de los derechos humanos, cuyo eje central es la igualdad, como en los ámbitos de la cultura y la educación. Se inició la lucha por la construcción de una sociedad socialista. Este objetivo es el meollo del combate político de los comunistas.

Los comunistas de hoy somos herederos directos de la Huelga Bananera de 1934, dirigida por Carlos Luis Fallas y Jaime Cerdas, con la SOLIDARIDAD de todos los comunistas.  Esta huelga fundió, en la práctica política, la concepción científica y revolucionaria de la lucha social, con el movimiento obrero. Fue el primer choque de la clase obrera organizada contra la United Fruit Co.

En la lucha sindical contra los monopolios agrícolas se formaron algunos de los cuadros más destacados del movimiento sindical clasista.

Algunos historiadores han llamado a nuestro partido “fundador de pueblos” en reconocimiento de la lucha revolucionaria para la recuperación de tierras para de los campesinos pobres.

En las luchas obreras y campesinos no pocos compañeros perdieron su vida, segada por los policías. En ningún caso hubo un juicio formal. El asesinato de obreros y campesinos quedó siempre cubierto por el velo de la impunidad, hasta el día de hoy.

En las condiciones creadas por la colaboración de los Estados Unidos y la Unión Soviética, fue posible una alianza del Partido Comunista con el Gobierno de Rafael Ángel Calderón, a la cual se sumó, para sus propios intereses, el arzobispo Monseñor Sanabria.

Esa alianza logró grandes conquistas para los trabajadores: se incorporó a la Constitución Política un Capítulo de Garantías Social que estableció el derecho a la organización sindical y un conjunto de derechos para los trabajadores que cambiaron radicalmente las relaciones obrero-patronales. Se promulgó un Código de Trabajo y se creó un sistema avanzado de Seguridad Social.

Se organizó la Confederación de Trabajadores  de Costa Rica (CTCR), a la que se afiliaron más de 120 sindicatos y que fue dirigida por el camarada Rodolfo Guzmán.

Esta confederación de obreros organizó la resistencia contra la conspiración oligárquica y aportó el grueso de los combatientes en el desenlace armado de la lucha de clases de ese momento, agudizada por la Reforma Social.

En medio de un complejo proceso de negociaciones, el partido decidió entregar las armas y el jefe de los golpistas, José Figueres Ferrer, asumió el Poder al frente de una llamada «Junta Fundadora de la segunda República.

Esta «Junta» disolvió los sindicatos e ilegalizó al partido de los comunistas. Fueron asesinados importantes cuadros del partido, entre  ellos los fusilados en el Codo del Diablo. Otros fueron enviados al exilio y los demás ferozmente perseguidos.

Después de 27 años el partido recuperó la legalidad, ciertamente muy restringida.

Recuperada la legalidad participamos en procesos electorales y tuvimos durante años una pequeña pero importante representación en la Asamblea Legislativa.

Fue un periodo de grandes luchas obreras y campesinas.

En el año 1983 se realizó el XIV congreso del Partido Vanguardia Popular, que era el nombre que se dio al Partido Comunista en  1943.

El propósito central de ese Congreso fue la modificación  del estatuto con el propósito de mejorar la actividad política.

Desgraciadamente, una minoría no aceptó lo decidido por una amplia mayoría y tomaron el camino del divisionismo. Olvidaron los principios del centralismo democrático.

El grupo divisionista,  minoritario, se apoderó de los bienes y reservas del partido; fundaron otro partido con el nombre Partido del Pueblo Civilista. Pero ese partido desapareció.

La división tuvo efectos muy negativos, nos debilitó sensiblemente.

La recuperación ha sido difícil y en consecuencia lenta.

Hemos entrado en una etapa de crecimiento, tanto del partido como la juventud.

Nuestra consigna central es la lucha por la unidad del pueblo. Se han abierto amplias posibilidades para lograr este objetivo estratégico.

El neoliberalismo, como un hueco negro, se está tragando todas las conquistas del pueblo trabajador, en tanto las ganancias de los monopolios y de los oligarcas alcanzan dimensiones galácticas.

Nunca antes fue tan ancha la  brecha social ni tan profunda la explotación de los trabajadores.

La sumisión de la burguesía ante las exigencias imperiales nunca fue tan ciega y, por lo mismo, tan bochornosa.

La clase dominante es cada día más parasitaria. Se dedica a la especulación y deja las actividades productivas para las empresas monopólicas, especialmente yanquis.

Todos los problemas globales, como la crisis fiscal, el endeudamiento público y privado, se cargan sobre los hombros de la clase trabajadora y, en general, sobre los sectores más pobres de la población.

Ante estos  problemas se aplican de oficio los mandatos del Fondo Monetario Internacional.

Más de un millón de compatriotas se dedican a actividades informales o están desocupados. Más de la mitad de los asalariados reciben salarios inferiores a los fijados por ley.

El monopolio del comercio de artículos de amplio consumo ha sido monopolizado por grandes monopolios yanquis. El pequeño comercio y las empresas nacionales están en vías de desaparición.

El neoliberalismo y los tratados de libre comercio inciden en el empobrecimiento de la economía campesina tradicional.  Los campesinos arruinados y los peones sin trabajo son los pobladores de los cinturones de pobreza extrema. Crecen el  lumpen, la delincuencia, el narcotráfico y el crimen organizado.

La clase hegemónica ha provocado la crisis del capitalismo monopolista y traslada sus más nefastas consecuencias al pueblo trabajador.

Se abren grandes posibilidades de unidad popular, organizada y combativa. Nuestro partido está convencido que el respeto mutuo, la igualdad de las organizaciones y la renuncia al hegemonismo harán posible la unidad del pueblo y de ella depende nuestro futuro, el de todos.  El corazón la lucha liberadora, antimperialista y por la justicia social será siempre  la unidad de los obreros, de todos los trabajadores y de los campesinos.

La unidad popular es la esencia de la lucha revolucionaria.

Inspirados en el ejemplo de Juan Rafael Mora y José María Cañas podremos vencer; ya lo lograron nuestros antepasados en lucha contra los filibusteros yanquis. En honor de los que entregaron sus vidas para defender a la patria en 1856, continuemos su ejemplo de lucha contra el expansionismo yanqui.

Costa Rica debe renacer para que todo el pueblo viva en justicia y seamos todos auténticamente libres.

 

PARTIDO VANGUARDIA POPULAR

#87AniversarioPVP

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