¿Cuáles son los parámetros internacionales de los procesos electorales?, dos preguntas a la Ministra doña Epsy Campbell
Por: Humberto Vargas Carbonell
Secretario General PVP
Epsy Campbell, es Vicepresidenta de la República y Ministra de Relaciones Exteriores. Estuvo en una reciente asamblea de la OEA, ahí hizo esfuerzos para ponerse a la vanguardia del llamado “grupo de lima”. Para ocupar ese puesto se requieren dos condiciones: insensata ferocidad y obediencia ante los dictados yanquis.
Su conducta nos avergüenza a una buena parte de los costarricenses. Así será y tendremos que soportarlo, a menos de que se les ocurra pedir a Washington una ampliación del llamado “patrullaje conjunto”, no contra el narcotráfico sino contra los apenados por la conducta de los gobernantes.
En esa reunión la Ministra se dejó decir que las elecciones venezolanas no cumplieron los “parámetros internacionales”.
Podría decirnos la Ministra en qué consisten esos “parámetros” y, además, aclararnos quién tuvo poder para instituirlos. Habíamos creído que los procesos electorales, tanto en su organización como en su realización, eran una facultad soberana de cada país. Espero que en nuestras próximas elecciones no se les ocurra a los gringos mandarnos un juez plenipotenciario que supla al Tribunal Electoral al que llaman Supremo.
Seguramente se le olvidó que el ex Presidente Jimmy Carter consideró que el sistema electoral de Venezuela era el mejor del mundo.
Para efectos de mayor claridad, preguntamos: ¿La elección de Donald Trump cumplió esos “parámetros Internacionales”? Resulta que el ahora presidente de USA obtuvo menos votos que su contrincante principal, la señora Clinton. Ahí es posible ganar con menos votos en aplicación de un sistema que, algunos, con plena razón, clasifican como medieval.
Podría agregar muchas otras, pero ahora, nada más una.
¿Cree Ud. que Oscar Arias fue electo conforme a esos “parámetros internacionales”, cuando fue aceptada su candidatura en clara violación de la norma constitucional que prohíbe la reelección? Obviamente la Sala Constitucional no es una monarquía absoluta y los intentos de serlo deben ser rechazados por el pueblo. El supuesto guardián de la Constitución no puede arrogarse el derecho a pisotearla, como lo hizo en ese caso.
Hago las preguntas a sabiendas de que no tendré respuesta. Tal vez si las hiciera otro, un diputado, por ejemplo, tendría la Sra. Ministra que hacer las aclaraciones que ahora solicito.
Por ahora, es todo.