El Evangelio, según Fabricio Alvarado
Nos encontramos en la etapa final de la segunda ronda y es necesario señalar cuáles son algunos de las rasgos que se podrían desear de quien asuma la presidencia. Un presidente es para todos y todas y, en ese sentido, al buscar un gobernante competente, se requiere conocimiento en lo que atañe al funcionamiento del Poder Ejecutivo, capacidad para generar consensos, claridad para priorizar y ejecutar agendas, entre otros. Es fundamental que el próximo gobernante, como candidato, haya destacado por dar muestras sinceras de respeto, que haya tenido posiciones claras y definidas ante diversos temas, asimismo, es indispensable que haya demostrado prudencia a la hora de comunicar. Un candidato que no pueda medir el impacto que tienen sus declaraciones y conductas podría ser riesgoso. El tema es subjetivo, pero podría servir de referencia al momento de decidir por quien votar.
Hoy, a la luz de diferentes comportamientos y declaraciones que ha manifestado el candidato Fabricio Alvarado, del Partido Restauración Nacional, se comentarán casos específicos sobre su conducta no verbal, incluyendo el tono que ha transmitido en algunas de sus manifestaciones ante los medios. Finalmente, se verá un caso concreto sobre una de las reacciones que se han degenerado en torno al fallo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, tema que, con especial insistencia, el aspirante ha rivalizado.
Un territorio llamado indiferencia
En diciembre anterior, a Fabricio Alvarado se le invitó al programa radial Políticamente Incorrecto, conducido por el periodista nacional Richard Molina. En la transmisión, el candidato evidenció un comportamiento que no pasó desapercibido, pues en uno de los segmentos estuvo pendiente del celular. A esta conducta se le conoce en inglés como ‘phubing’, que viene de phone (teléfono) y snubbing (desaire). (Guardián, 5 de septiembre de 2013). Hay personas que encuentran este tipo de acciones molestas, ya que las asocian con no prestar atención y con una actitud descortés para el que está en frente.
En un segmento del programa, se presenta un breve análisis de la imagen del aspirante en formato de audio. En este, se le menciona como un hombre de familia, hábil para el canto, y, en su tiempo, buen estudiante. Entre otras observaciones, se señala que, a través del talento de algunos pastores, se ha hecho un llamado al voto. También, se expone por qué su eslogan, Hagámoslo Juntos, es ambiguo.
Cuando el audio comienza, el candidato toma un folleto y le da vueltas. Toma el celular, lo observa y empieza a manipularlo. El aspirante por la segunda vicepresidencia, Francisco Prendas, quien está a su lado, toma el suyo y algo le enseña. Fabricio se inclina y mira. En un momento de la grabación, de manera equivoca, a su partido se le llama Renovación, no Restauración. Fabricio deja de mirar el celular. Prendas vuelve a mostrárselo. Él parece leer algo. Después, hace su cuerpo hacia atrás y juguetea con el micrófono, colocándolo cerca de él, luego, moviéndolo hacia adelante. Toma nuevamente su celular y lo revisa. El audio termina. Por su investidura de postulante presidencial, era deseable una demostración de atención hacia quien comentaba y para con Richard Molina como anfitrión, pero esto no sucedió.
Anulando desenmascaradamente
Seguidamente, Molina pregunta: “¿con qué se queda y con qué no se queda?” Fabricio responde: “Bueno, empezando porque ni siquiera dijo bien el nombre de nuestro partido ya me parece que el análisis tiene varios cuestionamientos (sin precisar cuáles). Un analista que ni siquiera sepa el nombre de los partidos políticos… dijo Renovación….Si alguien me va a criticar que, por lo menos, se aprenda el nombre del partido (Radio 107.1 FM, Facebook Live, 6 de Diciembre de 2017). El aspirante no respondió la pregunta. Generalizó también al decir que el analista no sabe el nombre de los partidos. El tiempo de su réplica lo utilizó principalmente para invalidarlo por hacerle un análisis donde se dice Renovación y no Restauración y, finalmente, manda al analista a estudiar.
¿Movidas de conveniencia?
Semanas después, la internacionalmente conocida por su trayectoria periodística, Glenda Umaña, lo entrevista. Similar a lo ocurrido con el comentador del programa Políticamente Incorrecto, Umaña inicia confundiendo el nombre del partido: “Es un honor presentarles al candidato de Renovación Nacional”. Fabricio muestra un comportamiento diferente ante la misma equivocación. Él la interrumpe, colocando delicadamente una de sus manos sobre el hombro derecho. De manera cálida, la corrige dos veces diciendo Restauración, a la vez que dulcemente le sonríe (Video, 26 de enero de 2018, página de Glenda Umaña). De manera contrastante, en el encuentro con Umaña se mostró cortés.
Ciertamente, los contextos fueron distintos. No fue Richard Molina quien confundió el nombre del partido. El que se equivocó fue un analista a través de un audio. Aun así, el candidato reacciona diferente ante Glenda Umaña. Por otro lado, el grado de “exposición” entre Molina y Umaña podría ser significativo para Fabricio. Él contabiliza 12.819 seguidores, aproximadamente. Ella cuenta con unos 214.081. ¿Podría Fabricio, según el programa y la cantidad de ‘Me Gusta’ o ‘rating’ que tenga, darse el lujo de comportarse distinto? Incluso, uno podría cuestionarse si en caso de que él quedara como presidente, sucedería lo mismo y le prestaría atención cortésmente a unos y a otros no. De momento, no se podría saber, pero quizás la siguiente frase vislumbre lo que en este caso se percibe en sus valores: “Uno no cambia, sino que se comporta “bien” cuando quiere conseguir algo.”
¿Gentileza encubierta?
En el debate organizado por el Colegio Federado de Ingenieros y Arquitectos, la periodista Pilar Cisneros en una de sus intervenciones le manifestó al candidato: “Ya estamos cansados de que en casi todas sus respuestas usted diga que hay que hablar, que hay que negociar. El Ejecutivo es para ejecutar, dígame, ¿qué va a hacer y cómo?” Acompañó sus palabras con un movimiento repetitivo de la mano derecha y lo extendía de la altura de su hombro hasta casi topar con la mesa. Por el contexto de debate en el que se encontraba la periodista, así como por el tipo de respuestas que recibía del candidato Fabricio, su gesto, por un lado, sugiere la necesidad de expresar determinación y, por otro, externar un nivel de hartazgo. El público le aplaude y Fabricio le responde: «¡Cómo la extrañábamos, doña Pilar! ¡Como la extrañábamos!» (NCR noticias, 5 de marzo de 2018/ vídeo en YouTube).
Al candidato no se le ve su reacción, solo se escucha su voz. Cisneros mantiene una expresión de neutralidad en su rostro, evidenciando que no hay interés en vincularse emocionalmente con la respuesta del aspirante. Ahora, él no inicia respondiendo la pregunta, al contrario, la evade como si evitara sentir vergüenza. Fabricio le dice “la extrañábamos” en voz plural. Lo repite dos veces, con lo cual insinúa incluirse, según él, con quienes también la estaban echando de menos. Cisneros le habló fuerte y claro. Su tono fue punzante, pero él, reiterándole que nos hacía falta, es como si le hubiese alcanzado para desviar la daga que apenas podía percibir, mas no ver. El momento parece haber sido incómodo para el candidato y, por la experiencia que atravesó, puede que esta se asemeje con el proverbio chino que afirma: “Es fácil esquivar la lanza, mas no el puñal oculto.”
¿Juego de artimañas?
Fabricio Alvarado se opone y desvalida la opinión consultativa emitida por la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el tema de matrimonio igualitario: “No hay nada que acatar. No es vinculante y, si fuera vinculante, un gobierno de Restauración estaría dispuesto a salirse de la corte” (La Nación 10 de enero del 2018). Semanas después, luego de reunirse con el exmandatario Óscar, Fabricio sale y cerca de la puerta del Nobel da declaraciones. Arias le mira de manera fija. En él, hay una actitud vigilante hacia Fabricio. El aspirante da a entender a la prensa que su posición inicial ante el fallo quedaría descartada: “era una opción que estábamos contemplando” (Semanario Universidad, 20 de febrero de 2018). El espíritu se puede percibir engañoso y el candidato parece demostrar una doble moral. No necesariamente una doble moral política, sino una doble moral en sus valores de fe. Parece haber olvidado que mantener firmeza de posición, en sí, es un valor que él como supuesto hombre de principios debe honrar.
De boca incendiaria
En primera ronda, se vio cómo el pronunciamiento de la Corte hizo que la campaña girara y cerrara, principalmente, en torno a este tema. La noche 4 de enero, desde el hotel San José Palacio toma el escenario para, con un tono fuerte advertir: “Nunca más se metan con la familia. Nunca más se metan…” El aspirante no perdió la oportunidad para dar a entender que él, como líder político, está en una posición moralmente superior. Cual pólvora que se lanza al aire, las palabras generan emociones, y este tipo de mensajes han resonado en espacios como lo son las redes sociales. Por medio de aplicaciones de mensajería instantánea como lo es WhatsApp, seguidores de ambos bandos han difundido mensajes de humillación, odio e intolerancia.
La oveja del pastor
Existe una persona llamada Luis Fuentes, quien tiene un espacio de predicación en el programa radial Voz de Restauración. El 8 de marzo, vía WhatsApp, Fuentes me hace llegar un audio. En la grabación, no es Luis Fuentes quien habla, pero quien lo graba pueda que inicialmente se refiera hacia él: “Don Luis. Buenas noches, vea, no se preocupe yo le doy mi voto y toda mi familia le da el voto a Fabricio Alvarado. Ya es momento de hacerle un cambio a este país, ya hay que irle poniendo alto y mano dura a ese, discúlpeme la palabra, a ese poco de playos que ahora quieren igualarse en derechos y condiciones. Voy serle honesto, los playos toda una vida han existido, desde principios de la humanidad, pero han vivido su vida solapados y así es como tiene que ser…” (8 de marzo de 2018, vía WhatsApp).
El gesto de enviar este audio sorprende por una razón considerable, proviene de un líder espiritual. Don Luis Fuentes me indica que él es pastor. Al difundirlo, su acción se presta para que se le pueda asociar con un grado de afinidad y de complicidad con el contenido, ya que a los que despectivamente se les llama “playos”, representarían vergüenza y merecerían repudio. Este audio es una demostración de la dinámica de expresiones ofensivas que, como dije anteriormente, se han venido manifestando a través de la tecnología.
En el ovejero no se percibe reserva de humildad, pues con un aire de autoridad moral, horas después, envía este mensaje: ´Yo soy la trompeta de Dios y hablamos de lo que conviene al pueblo… Costa Rica está bajo la maldición del pecado y es muy importante sacar al PAC de la contienda electoral. Este partido predica muerte espiritual.’
Mateo 7:2
En el candidato Fabricio Alvarado se han evidenciado ambivalencia, juegos de palabras, gestos de desaire, tonos de provocación y posiciones polarizantes. Esto ha ayudado tanto a sumarle como a restarle apoyo a su candidatura. Estamos ante un candidato que se empodera de tal manera que no parece ser consciente del impacto perjudicial que tiene lo que él diga y haga. Por el tono polémico que se ha generado fruto de los casos mencionados, puede que no esté de más recordar aquella ley de Karma y Darhma, en la que por nuestras acciones se recibe castigo y premio. Otra perspectiva a considerar sería la tercera ley de Newton que dice: Toda acción corresponde una reacción. Es decir, cualquier cosa que se haga, aunque sea muy mínima, se devolverá. O tal vez, entre quienes profesan vivir el evangelio, gusten más las palabras que en Mateo 7:2 donde se menciona: “Porque de la forma que juzgas a otros, serás juzgado; con la misma medida con que mides a otros, serás medido.”
Sobre el autor del artículo. Marlon Segura es graduado en teatro y cine, Universidad de Costa Rica – Kansas. Master en Educación Internacional, Universidad de Framingham, Massachusetts. Estudios de análisis de movimiento, Ecole Jacques Lecoq, París.
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Por Marlon Segura
Director escénico, analista y coach no verbal
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Editora: Margarita Chaves, Universidad de Costa Rica
Asistencia en la edición: Daniel Calderón, Universidad de Costa Rica. Edgar Carrillo Mans.