Elecciones 2018: ¿Votar para que todo siga igual?

Cuando se hizo urgente la sustitución del Fiscal General, Jorge Chavarría, por faltas graves en el servicio de su cargo, propuse para sustituirlo al Lic. José Miguel Corrales Bolaños.

Entonces creí que sería una excelente opción para el ejercicio de ese cargo.

Conocí a don José Miguel en su actividad política y, además, fuimos diputados en el mismo período.

Fue siempre consecuentemente con sus opiniones, no ocultaba sus ideas ni sus propósitos. Casi nunca él coincidencia conmigo ni yo con sus ideas. Pero siempre fue decente y franco, virtudes importantes en la Costa Rica en que vivimos.

Representaba un cierto mítico ideario liberacionista que nunca fue real, puesto que desde el primer día de su nacimiento fue pisoteado por jerarcas ambiciosos, demagogos y corruptos. Don José Miguel, el que yo conocí, nunca fue cómplice de la evolución de ese partido hasta convertirse en lo que es hoy, el más genuino representante del neoliberalismo, del entreguismo antipatria, cúspide del poder de la oligarquía más corrupta y agente principal de los más nefastos monopolios extranjeros.

Creo que se mantiene fiel a los viejos ideales de cierta ética rural, que se alimentó con el sudor de los peones de nuestros campos. Seguramente no ha percibido con claridad las deformaciones que ha sufrido nuestra sociedad, tanto en lo político como en lo relacionado con tradiciones la éticas y culturales. El viejo tejido social costarricense hace muchos años fue roto por la explotación y el robo más descarados.

Hacer hoy política, sea electoral o no, sin plantearse la defensa de la integridad nacional ante el neoliberalismo y la quiebra definitiva del dominio de los corruptos es hacer demagogia. La tarea de hoy es sustituir a la cleptocracia oligárquica por una sociedad inspirada en las demandas de los trabajadores, de todos los trabajadores hoy sometidos a los desmanes de la voracidad de los grandes ricos y de los monopolios extranjeros.

Lo que dejo escrito es una explicación de mi conducta, ahora cuestionada por no pocos amigos, después de que don José Miguel apareció como seguidor de la campaña de Juan Diego Castro Fernández. Lo propuse para ocupar la dirección de fiscalía y no me arrepiento de haberlo hecho. Esa proposición no me obliga ni política ni moralmente. Tampoco a don José Miguel quien, seguramente, ni siquiera se enteró de lo que hice.

No cuestiono, obviamente, su derecho a expresar su voluntad política. Pero siendo esta expresada públicamente me otorga el derecho a publicar mi opinión.

En una campaña electoral el apego a la verdad es la mejor virtud, inexistente en este momento; pero el desenfreno verbal y escandaloso no cumple este principio. Es ensuciar lo que ya de por sí está sucio. La denuncia eficaz es la denuncia seria y sustentada.

Precisamente por eso hemos llamado a los costarricenses a no votar. Cualquier voto es complicidad con un modelo viciado puesto que se trata una “democracia falsa” porque no es democrática. Es una disputa entre iguales, a los que no les interesan las demandas populares. Es una ambición individual para que todo siga empeorando. ¿Qué pasará? Seguirá este pueblo soportando lo que además de dañoso es pura charlatanería; se trata del enfrentamiento entre actores de un sainete sin sentido para ganar votos que habrán de servir para administrar intereses ajenos a las necesidades de las mayorías, explotadas, ofendidas, discriminadas y sometidas a intereses extranjeros.

Recuerdo haber leído en un libro de Richard Nixon, con el título “los líderes” una opinión de De Gaulle sobre la actividad política. Dijo el francés la siguiente idea: unos participan en política para hacer algo y otros para ser alguien (no es una cita literal). Aquí todos esos candidatos quieren ser “expresidentes” aunque durante los cuatro años no hagan nada bueno y nada significativo. Hace muchos años que los gobiernos con sus acciones son auténticos ceros a la izquierda, aunque para los corruptos se sumen muchos ceros a la derecha de números tan grandes como sucios.

 

Humberto Vargas Carbonell
Secretario General PVP

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