Sobre el caso del «cemento»
Los costarricenses nos hemos visto afectados por un escándalo en torno a la importación de cemento desde China por parte de un empresario de apellido Bolaños.
Para entender lo que sucede, debemos remontarnos años atrás cuando el Estado Costarricense era parte de la producción de tan importante elemento en la construcción de viviendas, escuelas, puentes y muchos otros beneficios para el pueblo. Esta participación en la producción de cemento era vital para que las finanzas públicas dieran muchos frutos en infraestructura y para mantener el precio del cemento al alcance de todos los que querían construir sus viviendas, fabricas, industrias y otros bienes para mejorar su calidad de vida.
Sin embargo, nos engañaron y nos hicieron entregar a la empresa privada nuestras industrias productoras de cemento.
Las empresas de CODESA (Corporación Costarricense de Desarrollo), donde se encontraba CEMPASA (Cementos del Pacífico) y otros importantes bienes de los costarricenses fueron liquidados por una ley aprobada en el gobierno de José María Figueres (Ley 7656 de enero de1997) Este fue el gobierno más neoliberal de nuestra historia.
Diputados como Otto Guevara dijeron una infinidad de mentiras para lograr este objetivo, como que CODESA dejaba pérdidas y que querían democratizar estas empresas entregándoles a los trabajadores acciones. Lo que en verdad sucedió fue que se privatizaron casi todos los bienes en manos del Pueblo y fueron a dar a manos de los políticos corruptos que las regalaron y a la empresa privada. Una vez fuera el Estado de la producción de cemento, vinieron empresas extranjeras y agarraron por hambre a los que poseían acciones de CEMPASA y otros bienes, se las compraron en cifras miserables y se apoderaron del mercado, que en pocas manos, los productores se prestaron al juego de poner el precio que les daba la gana, muy por encima del verdadero, sumiendo en tugurios a los más pobres, paralizaron la construcción de escuelas, colegios, clínicas y hospitales. Dos empresas se repartieron el mercado cementero: Holcim (transnacional del imperio) y Cemex (capital Mexicano), esta último compró las acciones de CEMPASA. Por eso hablan de un “duopolio”.
Aparece en escena un tipo llamado Juan Carlos Bolaños al que la Comisión Nacional de Emergencias le otorga de a “dedo” varios proyectos de mitigación de catástrofes, si tener equipo o maquinaria para tan importante misión. Luego logra que se le otorguen varios créditos por cerca de 50 millones de dólares en el Banco de Costa Rica, el Banco Popular, el Crédito Agrícola y otras entidades, al parecer sin ningún tipo de garantía. Estos créditos eran para la compra de cemento en China. En nuestro país había una protección a la calidad del cemento en el sentido de que no podía pasar de cuarenta y cinco días desde su producción hasta su uso, lo que hacía imposible traerlo desde Oriente.
Sin embargo en “tiempo record” Luis Guillermo Solís, presidente de la República modifica esta regla y aumenta a más tiempo la vida de uso del cemento. Gracias a esto pudo entrar al país un embarque de cemento chino adquirido y embarcado al azar, dado que de no haber sido “tan eficiente” el presidente, ese cemento hubiera terminado en el mar.
Todo se destapa cuando un alto funcionario del BCR informa que fue abordado por el empresario Juan Carlos Bolaños y trató de sobornarlo para que rompiera el secreto bancario sobre su préstamo en ese banco y así negarse a pagar el crédito alegando que lesionaron sus intereses y derechos. Este intento de estafa debió haber sido investigada, sin embargo en una telaraña de corrupción tejida en tres poderes de la República, fue desestimada la acción. Luego se destapan reuniones en casa presidencial, donde el presidente manifestó que “solo daría cuenta de una en la que participó”. Esto quiere decir que en su propia oficina no se entera de lo que sucede o cierra los ojos para no comprometerse.
A sus “espaldas” se dan compromisos, solicitudes, llamadas, ordenes y disposiciones utilizando su nombre y puesto de presidente, pero él manifiesta no estar enterado de eso. Es como la firma del decreto de Crucitas, donde al presidente no lo investigan porque no estaba enterado de lo que sucedía.
La Asamblea Legislativa crea una comisión investigadora al tenor de lo que decía Winston Churchil: “cuando quiero que algo nunca se llegue a saber, nombro una comisión que lo investigue” Es así que en un escenario ridículo y con las preguntas más poco serias que se pueden hacer, se investiga el caso del cemento y en casa presidencial culminan la “obra de teatro” que debería ser llamada “sepultando la verdad”. Amenazas del presidente “al aire”, diputados liberacionistas peor que borregos cumpliendo órdenes desde Rohrmoser, demás fracciones entre el derecho al berreo y la estupidez más bochornosa, hacen un espectáculo lleno de vergüenza para cualquier país soberano y libre.
Se llama a declarar al Superintendente de la Superintendencia General de entidades Financieras (SUGEF) Javier Cascante, y manifiesta que algunos bancos otorgan créditos mayores a 30 millones de dólares que no exigen garantía. Será a la oligarquía y a los corruptos a los que les dan ese privilegio, porque a la gente humilde, emprendedora y trabajadora le piden fiadores, propiedades, fincas, bienes de toda clase que respalden como garantía cualquier colón que le preste un banco. Con una frescura y tranquilidad digna de un irresponsable hace semejante comentario tratándose de fondos de todos los costarricenses los que tendrían que utilizarse para financiar un banco del estado que quiebre por mala administración. Porque todos tendríamos que devolverle a los ahorrantes sus depósitos.
Todo este espectáculo o circo fue cuidadosamente orquestado desde medios de comunicación como La Nación y otros que se esmeraron por mantener un “cuenta gotas noticioso” durante varios días para darle vida artificial a esta trama, sin que hasta el momento sepamos a ciencia cierta qué es lo que quieren los dueños de esos medios. Porque nadie va a creer que La Nación esté defendiendo a los costarricenses contra la corrupción. De ese periódico no se puede esperar ninguna acción honesta en contra de los ricos y los políticos corruptos de nuestro país. La Nación es el periódico más manipulador y quizás el más corrupto de nuestro país de cuyos objetivos está muy lejos luchar contra la corrupción.
De repente sucede algo inesperado y que dejó desconcertado a propios y extraños, aparece en escena de este deplorable circo Carlos Slim, de quién se anuncia que intervendrá en el mercado cementero del país con la transnacional de cemento Fortaleza. Pero cabe preguntarnos ¿por qué nadie de los que deben dar un sin número de permisos de funcionamiento en el Estado mencionó las intenciones del hombre más rico o uno de los más ricos del mundo de querer incursionar en nuestro mercado, estando dándose noticias referidas al cemento todos los días? Se empieza a cerrar el círculo donde empresas transnacionales, respaldadas por la prensa nacional como La Nación, están en un juego de intereses mal sanos movido por la oligarquía y los intereses extranjeros.
El Partido Vanguardia Popular exige una verdadera investigación realizada por gente honesta y seria, donde se sienten las responsabilidades y se descubra la verdad real de lo sucedido entorno al escándalo del cemento. Que se investigue la actuación de todos y cada uno de los funcionarios públicos involucrados desde el presidente de la república, ministros, diputados, superintendente, magistrados, fiscal general, juntas directivas, mandos medios y funcionarios bancarios para que paguen por sus actos de corrupción, ineptitud e incapacidad en la realización de sus funciones. Finalmente exigimos a los poderes de la república hacer lo necesario para que el Estado vuelva a la producción y venta de cemento con el propósito de poner este importante elemento de la infraestructura patria al alcance de todos los costarricenses con precios justos.
Partido Vanguardia Popular
22 setiembre 2017