Franklin Guzmán cayó asesinado por la policía, junto a Luis Rosales, mientras luchaban por la justicia social en el Pacífico Sur

Franklin 3
Libertad realizó una amplia cobertura de los terribles hechos que cobraron la vida de trabajadores bananeros
Por: Humberto Vargas Carbonell

UN BREVE MENSAJE PARA PRISCILLA GUZMAN HIJA DEL HEROE Y MARTIR DE LA HUELGA BANANERA DE 1984.

Hace unos días, mientras buscaba información sobre otros asuntos, de pronto, como si me hubiera golpeado un rayo, me encontré un comentario de la hija de Franklin Guzmán.

Franklin Guzmán fue asesinado por la policía durante la huelga bananera de 1984, durante la cual también cayó, igualmente asesinado, el compañero Luis Rosales.  Uno cayó en Golfito y el otro en Palmar.

Dos crímenes a los que el Gobierno respondió garantizando absoluta impunidad a los asesinos.

Me complace copiar exactamente el texto escrito por Priscilla Guzmán, la hija del obrero asesinado.

“Soy hija de Franklin Guzmán el hombre que murió en esa huelga, no se ha logrado hacer justicia aún. “El murió por culpa de un oficial de la fuerza pública Joel Cárdenas, que disparaba en contra de todos los manifestantes los cuales no estaban armados.
Tenemos el reporte de balística donde dice que la bala que impacto a mi padre era de un alto calibre. Curiosamente el tipo de calibre que utilizaba la fuerza pública en ese momento. Desgraciadamente esa bala logró impactar a un hombre de buenos principios, justo y trabajador, mi padre conocido en la zona como “Macho”.
Esa bala entró por su glúteo ya que el corría, lo perforó todo por dentro y salió por la mano derecha ya que el corría con la mano derecha en el bolsillo del pantalón. De este crimen quedó una joven mujer de 26 años viuda, con sus dos hijos yo de tan solo 7 añitos y mi hermano de 5 años.
El verdadero crimen es la muerte de mi padre fiel creyente de la libertad y de los derechos humanos. Nunca fue un hombre agresivo y nunca estuvo vinculado con grupos comunistas o cosas por el estilo como leí arriba.
Era un hombre de familia pasaba casi todo el tiempo con nosotros porque yo me acuerdo bien. Es una pena que los verdaderos comunistas, ladrones y asesinos que integraban el gobierno, la compañía bananera no estén en la cárcel. Aún no han pagado su condena y lo único que hacen como siempre es echarle sus muertos a la gente inocente.
Destruyeron mi familia, han manchado la memoria de un  hombre justo mi padre. Yo confió de todo corazón que Dios nos ayude y se pueda hacer justicia”.
Este lamento y protesta fue escrito el 24 de abril de 2013 a las 11 y 52.

1.-Breves observaciones sobre escrito por la hija de Franklin Guzmán.  

Debo subrayar que esa nota fue escrita cuando ya  habían corrido casi 30 años desde el amargo día del  asesinato, y que la niña de apenas cinco años haya mantenido  el amor y el respeto por su padre. La ausencia no borró su ansiosa necesidad del abrazo paternal, ni aminoró su indignación ante el injustificado crimen. Indignación y amor unidos muestran la grandeza espiritual de esta joven, a quien nunca he conocido personalmente.  Pudo ser que estuviera cerca el día del sepelio, pero nunca más;  ahora me parece que está frente a mis ojos, con lágrimas en los suyos y con sus puños fuertemente cerrados.

Ahora no puedo más que admirarla y quererla, aunque nunca pueda ella leer estas líneas y sin que pueda decirle de viva voz lo que ahora escribo.

Ratifico que el compañero Franklin nunca fue militante comunista, tampoco lo eran la inmensa mayoría de los huelguistas. La lucha por la justicia no es una reunión política, ni es propiedad de ningún partido, es la expresión del derecho del trabajador a reclamar contra la explotación de su trabajo. Los comunistas participamos y promovemos estas luchas de la clase trabajadora  precisamente porque existimos para combatir todas las formas de injusticia y de discriminación.

Los principales dirigentes sí eran vanguardistas, entre ellos Guillermo Keith y Antonio González y a su lado otros compañeros que dirigían los “comités de huelga”.

El camaradas Keith mantiene su actividad sindical y Antonio González murió en un accidente que, según sospechamos, fue provocado por la misma empresa y por los mismos motivos que le quitaron la vida a Franklin Guzmán y a Luis Rosales.

2.- Por qué la huelga

En primer lugar  el derecho de declarar un movimiento de  huelga en reclamo de objetivos sociales y económicos es un derecho fundamental de los trabajadores, así lo establece la Constitución Política. Ese mismo cuerpo legal establece que las convenciones colectivas tienen fuerza de ley.

Los trabajadores de las divisiones de Golfito y Palmar de la Compañía bananera habían concertado una convención colectiva que, como es normal, tenía plazo, vencido el cual los representantes sindicales estaban en capacidad denunciarla e iniciar la negociación de un nuevo convenio colectivo.

La Bananera rechazó todas las peticiones de los trabajadores y se negó rotundamente a iniciar la renegociación de la Convención Colectiva.

Huelga se inició el 10 de julio de 1984, se hicieron diversas propuestas a la bananera y siempre dio la misma respuesta negativa.

Al mismo tiempo aumentaba la presencia de la policía que, como si fueran soldados preparados para el combate, se protegían con equipos militares y portaban armas de guerra.

Los que hemos vivido la experiencia de muchas huelgas desde el inicio de esta nos percatamos de que  el Gobierno de Luis Alberto Monge se había puesto al servicio de la bananera con un descaro bochornoso, sin el menor asomo de dignidad. No hizo gestión alguna para propiciar una negociación. Perdió el recato y no apeló  siquiera  la hipocresía que usaron otros gobiernos.

3.- La falsa justificación del despliegue represivo

Es cierto que los principales dirigentes de la huelga eran vanguardistas y que, antes de ser nombrado Secretario General del PVP, el que esto escribe se ocupaba de todos los asuntos relacionados con diversas manifestaciones de la lucha popular organizada.

Alguna participación tuve entonces en las grandes luchas de esa época y esa fue la circunstancia que usaron los divisionistas para propalar con mentiras y falsos argumentos la inminencia de una guerra civil o un golpe de Estado.

Para el Gobierno de Monge y para la bananera resultaron propicias las falsas denuncias contenidas en un folleto de Manuel Mora y que fue ampliamente difundido. El título de la publicación era el siguiente: “La crisis en el partido: discrepancias y luchas por la unidad”. En ese documento se acusó al PVP de tener un ejército secreto y de estar preparando una insurrección.

La Nación, el 26 de febrero de 1984, publicó un amplio resumen del contenido del folleto.

El título que le puso La Nación, en letras gigantes y a todo lo ancho de la página: “VARGAS CARBONELL QUIERE “TUMBAR” AL GOBIERNO”.

Entonces preguntamos en el periódico LIBERTAD: ¿Qué objeto tiene esa insistencia en una afirmación que solo puede servir para justificar una represión o cuando menos la ilegalidad del partido?

Evidentemente lograron crear un ambiente de zozobra y de ahí el pretexto para una acción represiva contra los trabajadores en huelga.

Por aquel entonces las declaraciones de Manuel Mora y el folleto que las sistematizó, dieron lugar a una persecución contra el PVP, pero esto no era los más negativo, lo peor es que ayudó a que el Gobierno justificará así su política represiva.

Si los comunistas organizaban un “ejército clandestino” y estaban presentes en la conducción de la huelga, la mentira podría  justificar  la represión que costó la vida a dos obreros y graves lesiones muchos otros.

Se hacía así, puede ser que sin quererlo, el juego al Gobierno y a la bananera. El periódico La Nación fue un elemento más en la perversa maniobra.

4.-Cuáles eran los verdaderos propósitos del Gobierno y de la bananera

El Presidente Monge Álvarez y la bananera se empeñaban en tensar las contradicciones con propósitos ulteriores que implicarían actos gravísimos de corrupción y de traición a los intereses nacionales.

Luis Alberto Monge estaba informado, aunque lo negaba, de que la bananera abandonaría las actividades en la Zona Sur y de que, ese abandono, debía convertirse en un gran negocio, aunque se pisotearán los derechos de los obreros y dejar al país sin el Ferrocarril del Sur, la principal vía de transporte para la Región Sur y que corría desde Palmar Sur en el Cantón de Osa hasta Puerto Armuelles en Panamá.

La decisión de la compañía de abandonar la Zona Sur era en ese momento un secreto muy bien guardado. Los huelguistas y los que los apoyábamos jamás supimos de ese propósito.

En un documento de la Procuraduría General de la República se dice textualmente: “Esta, (la compañía bananera) por su parte argumentó, en nota de fecha 4 de enero de 1985 que suscribe C. Johnson (Gerente General de la compañía): “…en cuanto a la terminación de las actividades bananeras en el Pacífico Sur, me permito reiterarle, como lo hemos dicho en distintas ocasiones, que hubo factores económicos que imposibilitaron la rehabilitación y producción de banano en el Pacífico Sur y nos obligaron a terminar esas operaciones…”

¿A quién se lo dijeron en distintas ocasiones? Obviamente al Presidente Monge. Monge calló para favorecer a la bananera.

Se violaron la Constitución y las leyes. Por encima de todo se pisotearon la soberanía nacional, los derechos de los obreros y los intereses inmediatos de todos los costarricenses.

Hay que recordar que el contrato bananero se firmó en 1938 y establecía un plazo de 50 años, que se cumplirían en 1988 y de acuerdo con ese mismo texto el Gobierno tenía la facultad de nombrar un “interventor” diez años antes de la entrega.

Don Rodrigo Carazo en 1978 nombró el interventor, cuya misión era salvaguardar la integridad física y la situación jurídica de los bienes que la compañía debía entregar al Estado en 1988.

Antes de cumplir ese plazo el Presidente Monge concluyó un “finiquito” con la bananera.

Según la opinión del Licenciado Juan José Sobrado, ponente, ante la Comisión de Asuntos Económicos de la Asamblea Legislativa se cometieron graves faltas jurídicas y morales en la conclusión del finiquito.

La bananera incumplió el contrato en lo que se refiere al área sembrada.

Sobre esto el señor Juan José Sobrado apunta lo antes señalado por la Procuraduría General: “…la bananera venía incumpliendo de una manera sustancial su contrato, porque había dejado de sembrar alrededor de 3500 hectáreas. De acuerdo con lo cálculado que, yo me estoy basando en los cálculos que hizo la Procuraduría, la bananera debía estar sembrando a estas alturas un total de 6500 hectáreas en el Pacífico Sur y en ese momento tenía 3081 hectáreas. Y agrega: ”Entonces (según) el planteamiento de la Procuraduría venía incumpliendo el contrato, hay que demandar a la Compañía, hay que exigirle no solamente que continúe sembrando hasta el año 88, sino exigirle que siembre el total que estaba obligada a sembrar y que indemnice al Estado por el monto de lo que dejado de pagar, como resultado de los perjuicios sociales a la zona por menos empleo y como resultado de los perjuicios económicos al fisco por menos impuestos”. (Expediente de discusión en Comisión Asuntos Económicos de la Asamblea Legislativa).

Ninguno de esos planteamientos de la Procuraduría se fueron acatados cuenta al momento de concertar el finiquito de la vergüenza.

La parte más grave del ilegítimo entendimiento del Gobierno con la bananera es la entrega del ferrocarril.

Cito de nuevo al Lic. Sobrado: “Tan del Estado era el ferrocarril del sur, como era el ferrocarril al Atlántico. El artículo 82, inciso 15 de la constitución de 1871 decía en lo esencial lo mismo que dice actualmente el artículo 121, inciso 14 de la Constitución Política, en el sentido de que esa  decisión estatal del transporte por ferrocarril, que son atribuciones estatales, los muelles y además este tipo competencias no pueden salir bajo ningún concepto del dominio del Estado, o sea que incluso ni la Asamblea podría autorizar por la urgencia de toda la Constitución, el que un ferrocarril salga del dominio del Estado, necesitaría una reforma constitucional…

He transcrito el texto tal como aparece en el acta legislativa, aunque tiene defectos que se repiten a menudo en las actas que deben ser hechas a gran velocidad. Para mejor comprensión copio el texto constitucional: “artículo 121. –Además de las otras atribuciones que le confiere esta Constitución, corresponde exclusivamente a la Asamblea Legislativa: inciso 14.- Decretar la enajenación o aplicación a usos públicos de los bienes propios de la Nación. No podrán salir definitivamente del dominio del Estado: a) Las fuerzas que puedan obtenerse de las aguas del dominio público en el territorio nacional; b) los yacimientos de carbón, las fuentes y depósitos de petróleo, y cualesquiera de otras sustancias hidrocarburadas, así como los depósitos de minerales radioactivos existentes en el territorio nacional; c) los servicios inalámbricos.

Los bienes mencionados en los apartes a),b)  y c) anteriores solo podrán ser explotados por la administración pública o por particulares, de acuerdo con la ley o mediante concesión especial otorgada por tiempo limitado y con arreglo a las condiciones y estipulaciones que establezca la Asamblea Legislativa.

Los ferrocarriles, muelles y aeropuertos nacionales—estos últimos mientras se encuentren en servicio, no podrán ser enajenados, arrendados ni gravados directa o indirectamente, ni salir en forma alguna del dominio y control del Estado”.

Más adelante agrega el jurista citado: “Quiere decir que por el año 85, faltando nada más tres años para el vencimiento de la concesión, ya de todas manera el ferrocarril, ya el equipo era propiedad del estado en un 47 sobre 50. Por cuanto ya habían pasado 47 años de los cincuenta. El contrato preveía que diez años antes, ya el Estado tenía el derecho de intervenir para asegurar que todo el equipo ferroviario estuviera en buenas condiciones”.

El Gobierno de Monge le dio la espalda a las disposiciones legales para favorecer a la bananera, aunque con ello se traicionó el interés nacional.

En el altar del entreguismo se sacrificó a los trabajadores que habían sido exprimidos por la bananera y se traicionó a todos costarricenses.

Ahora no hay trabajo, no existe el ferrocarril, lo que no vendieron se lo robaron

Para que quede absolutamente clara la felonía oficial transcribo la cláusula 5.- del finiquito: “También como colaboración a los programas de Gobierno en la zona, Compañía cederá al Gobierno sin costo alguno para el Estado, en las condiciones en que actualmente se encuentran las fincas, ubicadas en el cantón de Golfito, conocidas administrativamente como  “La lechería” y “la Rotonda”. En contraprestación a la mencionada y a todas las otras concesiones favorables otorgadas por la Compañía al Estado, éste a su vez, del material rodante que ha recibido conforme a la cláusula segunda de este convenio le entregará a la Compañía, sin costo alguno para ésta, cinco locomotoras, tres de ellas de 70 toneladas y las otras dos de 50 toneladas cada una, las cuales figuran en los inventarios de la compañía bajo los números 19049,19051,19066,19068 y 19070, las cuales continuarán en poder de la Compañía, que se dispondrá de ellas como a bien tenga o fuera del país. La reexportación de dichas máquinas no estará sujeta al pago de impuestos, cargos o gravámenes de ninguna especie, de conformidad con la cláusula tercera del contrato aprobado por ley N° 1842 de 24 diciembre de 1954”.

Esta entrega de las cinco locomotoras selló la desaparición del Ferrocarril del Sur.

A los trabajadores les robaron sus derechos a la cesantía, al aguinaldo y lo demás. El gobierno los condenó al hambre y al desamparo. La compañía no pago un centavo por el incumplimiento de importantes deberes contractuales. Luis Alberto Monge negoció la tragedia y el Gobierno de Oscar Arias le dio la bendición legislativa.

Todos los “programas agrícolas” posteriores fracasaron. Se robaron la fertilidad del suelo y nos dejaron tierras contaminadas.

Triunfó el entreguismo y la desvergüenza de los burgueses y fueron derrotadas la dignidad y el patriotismo de la clase obrera.

5.-Algunas conclusiones

  1. La más grave y dolorosa: la muerte de Franklin Guzmán y Luis Rosales. Sus nombres han de perdurar como héroes y mártires del combate proletario por la justicia social.
  2. Decenas de obreros heridos, golpeados y encarcelados y las penurias de sus familias.
  3. Los errores de los que pensaron que derrotando la huelga acabarían definitivamente con el Partido Vanguardia Popular.
  4. La falsedad de los políticos burgueses que engañan al pueblo con consignas vacías y que tienen siempre un puñal para clavarlo en la espalda de los obreros, los empleados y los campesinos pobres. Así como las fieras temen al fuego ellos tiemblan rabiosos ante el reclamo  de justicia social de los trabajadores.
    Luis Alberto Monge se hizo presidente divulgando la  consigna “Volvamos a la Tierra”. Una buena pieza para adornar las paredes  de la taberna en que se exhiben las falsedades y las mentiras de los partidos de la derecha.
  5. La inmoralidad de los políticos burgueses, de los imperialistas y de la prensa que hicieron creer que las desgracias del Pacífico Sur fueron responsabilidad de los comunistas.
  6. El ejemplo de una huelga obrera que resistió durante 72 días, que se colocó por encima de las penurias y en la que hombres, mujeres y niños resistieron como verdaderos héroes combativos. Cuando se acaben las oscuridades burguesas y domine la luz proletaria, estos huelguistas y sus mártires marcarán el camino de la libertad y la justicia para todos.
  7. Personalmente y seguramente la mayoría de los lectores, le decimos a Priscilla  que sentimos mucho su orfandad, el dolor de su madre y de todos los que querían a Franklin y que sufren por su ausencia.

 

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Publicación del Periódico Libertad
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Periódico Libertad: «Los mártires bananeros están vivos en la huelga»
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