Trump asume: ¿De mal augurio a tragedia?

Barack Obama y Donald Trump
De Obama a Trump, nada bueno para el mundo, ni ántes ni ahora.

A partir de hoy Donald Trump es el Presidente de los Estados Unidos. Por los argumentos utilizados durante la campaña electoral y por el discurso pronunciado en la toma del puesto todo parece indicar que se trata de un mal augurio y no se puede descartar que el augurio se convierta en tragedia.

Uno de los signos sobresalientes de su campaña, repetido en el discurso de hoy, es un exacerbado nacionalismo.

La política tradicional de los Estados Unidos se define por su carácter imperialista y la intención de convertirse en una fuerza de dominación mundial, esta ha sido la de todos los presidentes a lo largo de muchos años. Lo que se ilusionaron con la presencia de un negro en Casa Blanca tuvieron que  abandonar sus ilusiones.

Un balance de su gobierno tiene que comenzar por calcular la sangre derramada y los muertos provocados por sus intervenciones; se agravó el desatino imperial. Donde no hubo sangría y crímenes, la violencia llegó como explotación, robo de recursos naturales, conspiraciones contra  gobiernos progresistas, golpes de Estado, espionaje generalizado a nivel mundial y muchas otras infamias.

Los sufrimientos populares se agudizarán con el nuevo gobierno.

Todo parece indicar que a la política actual del imperialismo se sumará un rasgo permanente, pero que ahora se hace explícito: el extremismo nacionalista.

En las condiciones del imperialismo el desarrollo concebido como chovinismo debe hacerse a costa de otros países y de la sobreexplotación de pueblos enteros.

En las condiciones de los Estados Unidos la política llamada democrática es en realidad un protofacismo, detrás de un telón muy delgado.

Ya es hora de prepararse para luchar contra nuevos embates imperiales y las nuevas concesiones de la burguesía entreguista.

No olvidar jamás las palabras del Libertador Simón Bolívar: Los Estados Unidos parecen destinados por la providencia para plagar la América de miseria en nombre de la libertad.

Un sello en el corazón, en la voluntad de lucha, nos legó nuestro Libertador Juan Rafael Mora Porras: “Los pueblos que no defienden lo suyo terminan siendo inquilinos en su propio país”.

Nemesio García Naranjo nos dijo ayer como si fuera hoy: “¡Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos”.

Es la hora de la unidad de todos los patriotas, sin importar diferencias políticas o ideológicas.

 

Humberto Vargas Carbonell
Secretario General PVP
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