Declaración del Partido Vanguardia Popular contra el propósito de convocar una Asamblea Constituyente
Los enemigos del pueblo quieren una constituyente para aumentar su poder y sus privilegios

Un grupo de ciudadanos se ha dado a la tarea de preparar las condiciones para la convocatoria de una Asamblea Constituyente.
Están preparando un referéndum sobre este tema y ya han sido autorizados por el Tribunal Supremo de Elecciones para recoger las firmas que demanda la ley.
No interesa en este momento calificar sus intenciones. A cuando debe siempre tenerse en cuenta la lección de la sabiduría popular: “DE BUENAS INTENCIONES ESTÁ EMPEDRADO EL CAMINO DEL INFIERNO”.
Pero sí es justo y oportuno analizar los posibles resultados de su propósito.
La Constitución no depende, en su elaboración, de buenas intenciones, sino de lo que decida la mayoría de una Asamblea Constituyente. Esa mayoría no tiene límites en sus decisiones, todo justificado por una falsa representación, puramente formal, de la voluntad popular.
La Constitución es el marco total e imperativo en que se realiza todo el complejo sistema de relaciones sociales. Es el fundamento de todo el sistema jurídico y por esa misma razón es esencialmente fruto e instrumento de la clase dominante.
El elemento esencial de cualquier constitución política, en cualquier sistema de organización social, es definir la hegemonía de una clase dominante y crear el sistema de instituciones y reglas para garantizarla.
Si la Constitución define el carácter hegemónico de una clase social toda la legislación posterior debe ajustarse a la relación social definida por la misma hegemonía.
No ha existido ni existe ninguna constitución ni ningún sistema jurídico derivado que sea neutral, todos tienen un sello clasista inocultable. Si alguna vez fuera posible una constitución neutral, ya no sería necesaria. El régimen jurídico habría mutado su esencia para garantizar la igualdad plena de todos los seres humanos.
Una constitución, cualquiera sea el modelo de su elaboración, estará siempre precedida de una situación histórica que de origen a la necesidad política de un instrumento jurídico que contenga normas y obligaciones que respondan a la nueva situación, normalmente, para cristalizar el poder de los nuevos grupos o clases dominantes.
¿Qué es lo nuevo que hace “necesaria” una modificación total del régimen jurídico? Lo nuevo, desgraciadamente, es la imposición de nuevos modelos de explotación y el reforzamiento de la dependencia en relación con el imperialismo norteamericano.
La clase dominante, la oligarquía sin sensibilidad patriótica, necesitan abrir curso a nuevos canales de enriquecimiento, mucho de los cuales tienen un claro sello semicolonial, como se hace evidente en los programas de ajuste estructural, en el TLC con los Estados Unidos y algunos otros convenios que, como es bien sabido, tienen rango superior a la ley.
Hace ya mucho tiempo esta oligarquía está luchando por eliminar controles a la actividad económica y abrir campo a los modelos de sobreexplotación ahora llamados “neoliberalismo” y destruir el sector estatal de la economía. Es una burguesía parasitaria e improductiva. En las condiciones actuales de correlación de fuerzas políticas una Constituyente se convertiría en terreno fértil para los desmanes de los parásitos.
Esto es lo que buscan y lo que lograrían a pesar de las buenas intenciones de una parte de los promotores del referéndum.
Los hermanos Arias Sánchez han sido los más explícitos en el planteo de la necesidad de una nueva constitución. Siendo candidato Oscar Arias definió la “la dictadura en democracia” como el modelo ideal de Gobierno. Luego Rodrigo Arias habló con mayor claridad.
“El gobierno—dice Rodrigo Arias—estudia impulsar, de manera urgente, la convocatoria a una reforma de la Constitución Política de Costa Rica…Y sigue: He estado pensando mucho en la necesidad de reformar la Constitución, lo he estado analizando con gente muy cercana a mí. Llega el momento en que uno se da cuenta que es prácticamente imposible gobernar con una parálisis como la que tenemos…Y termina: El Gobierno evalúa tres vías diferentes que podría utilizar para convocar a una próxima Asamblea Nacional Constituyente. La primera es mediante un acuerdo con todos los partidos políticos; la segunda es que la convocatoria se tramite por la Asamblea Legislativa y la tercera opción es enviar un proyecto para efectuar un referendo” (La Nación, 2008).
En la Asamblea Legislativa se conoció o está en trámite EL PROYECTO DE LEY “CONVOCATORIA A LA ASAMBLEA NACIONAL CONSTITUYENTE PARA REFORMAR LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA (SIC)” Expediente 19.874. Este proyecto fue presentado por los siguientes diputados: Mauren Cecilia Clarke Clarke, Silvia Vanessa Sánchez Venegas, Oscar López, Marta Arabela Arauz Mora, Antonio Álvarez Desanti y Juan Luis Jiménez Succar.
Todos diputados de la fracción liberacionista, con excepción de Oscar López.
Estas informaciones demuestran que el mayor interés por la convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyentes ha nacido en la derecha del Partido Liberación Nacional.
El PLN es la organización política más genuinamente ultraderechista y servil del imperialismo.
El arismo es bien conocido; en el Gobierno de José María Figueres se aprobó el Tercer Programa de Ajuste Estructural con el Fondo Monetario y mientras evadía la acción de la justicia se refugió en Davos, sirviendo al Foro Económico Mundial, una de las principales organizaciones de millonarios promotores del neoliberalismo.
Aquí se dice que la Constitución es lo que dice la Sala IV y lo dice con resoluciones inapelables. ¿Con qué propósito? Evidente para servir a los intereses de las clases dominantes.
Ahora tienen que retorcer la lógica para hacer de la Constitución de 1871 y 1949 un conjunto de normas neoliberales. La derecha espera que con un nuevo texto constitucional no sea necesario el retorcimiento para servir al gran capital.
Si se reuniera una Asamblea Constituyente con toda seguridad empeorará la situación jurídica de los explotados y se engordarían más los capitales.
De esto pueden estar seguros todos los costarricenses. Son los signos de los tiempos. Es lo que indica la correlación de fuerzas políticas.
La Asamblea Legislativa, su actividad y composición son un reflejo de la correlación de las fuerzas políticas y de la situación del pueblo.
La Asamblea Legislativa está dominada por diputados incultos que expresan el pensamiento neoliberal, en su versión más reaccionaria y estúpida.
Esta Asamblea no representa al pueblo, representa a una burguesía parasitaria, dependiente de intereses ajenos al pueblo costarricense.
Se imaginan una Asamblea Constituyente con una representación semejante por a la ausencia de talento y cargada de odio contra los trabajadores y contra otros sectores populares.
Solo pensarlo espanta.
La composición de una Asamblea Constituyente dependerá de un proceso electoral limitado a los partidos existentes, y cuyos resultados se contarán en proporción directa a la inversión en la campaña. Cuando el dinero falla aparece el fraude. No debemos olvidar la experiencia en la lucha contra el TLC.
En esa posible campaña los burgueses y los imperialistas intervendrán con todos sus recursos económicos e ideológicos.
Esto es lo más importante.
Continuaremos examinando este asunto. Es de lo más importante en la presente coyuntura política.
Llamamos al pueblo, especialmente a los obreros y campesinos, a todos los trabajadores, a los sectores medios y a toda la población progresista a oponerse al referendo y al propósito de convocar a una Asamblea Constituyente.
Si el pueblo se organiza y lucha llegará la hora de construir un nuevo régimen jurídico realmente progresista y democrático.
Llamamos a la unidad popular para hacer una oposición firme y valiente contra la convocatoria a la Constituyente.