100 años de la Gran Revolución Socialista de Octubre

INSPIREMOS NUESTRA LUCHA EN EL EJEMPLO HERÓICO DE LOS PUEBLOS SOVIÉTICOS,
EL MARXISMO-LENINISMO ES LA CUMBRE DEL PENSAMIENTO DE NUESTRA EPOCA

Millones de seres humanos, en el mundo entero, recordaremos que hace 100 años, un 7 de noviembre, se abrieron las puertas de la reivindicación suprema de los obreros y de todos los trabajadores, el fin de la explotación del hombre por el hombre.

El proceso de la construcción del socialismo fue complicado por el atraso de la economía y por las agresiones extranjeras. Así nació la Unión Soviética.

Contra el nuevo Estado se declaró una brutal guerra, encabezada por los que habían sido apartados del poder político, con la participación de los ejércitos de las más poderosas potencias imperialistas.

Churchill definió la política contra la Revolución de Octubre: “La revolución tiene que ser aplastada en su cuna”.

Siguiendo esta consigna los ejércitos de Inglaterra, Francia, Estados Unidos y de otros países se lanzaron contra el nuevo Poder Obrero.

Después de cinco años de guerra, en 1923 se coronó el triunfo militar de la Revolución. Pero las acciones terroristas y el bloqueo se mantuvieron activos. Se proponían ahorcar a los que no pudieron aplastar en su cuna.

La construcción de la economía fue una tarea titánica que solo se puede explicar por la entrega y el sacrificio de la clase obrera soviética.

La concepción marxista-leninista de la revolución proletaria había triunfado.

Los imperialistas norteamericanos e ingleses elaboraron una nueva táctica: un choque de la Unión Soviética y la Alemania, calculando que ambos países se debilitarían y con ello consolidar sus planeas imperiales.

Ambas potencias colaboraron con Hitler.

Frente a tales propósitos la Unión Soviética estuvo obligada a desarrollar su industria pesada en un plazo angustiante. Fue la época de planes quinquenales.

Cuando los alemanes hitlerianos, después de apoderarse de casi toda Europa, invadieron a la Unión Soviética chocaron con un pueblo heroico y con una industria militar desarrollada.

Los soviéticos respondieron con un valor extraordinario y una convicción revolucionaria que no ha tenido igual en la historia. Vencieron a los nazis, pero perdieron a 27 millones de sus mejores hijos.
Hitler calculó una guerra relámpago, atacó a la URSS en junio 1941 y fue derrotado. El 8 de mayo de 1945, sobre la torres del Reichstag flameó la gloriosa bandera roja con la hoz y el martillo.
Este fue el legado de Vladimir Ilich Lenin.

El gobierno encabezado por Jruschov y el XX Congreso del PCUS señalaron el inicio de los grandes errores, de la burocratización y la corrupción en la dirección del gran partido fundado por Lenin e inspirado en el pensamiento de Marx y Engels.

En este momento se lanzaron las consignas de la convivencia pacífica y la construcción de la sociedad comunista. Dos ideas falsas: convivencia pacífica con el imperialismo y la no existencia de la lucha de clases.
Bajo estas consignas se debilitó el poder obrero, creció el burocratismo, para culminar con una brutal traición cuya figura principal es Gorbachev.

Se restableció el capitalismo. Una tragedia histórica.

Pero el imperialismo mantiene la prioridad de destruir a Rusia y apoderarse de sus enormes riquezas.

El comunismo no ha muerto. Conforme se agudizan las contradicciones internas del capitalismo-imperialismo crece el significado del marxismo-leninismo.
No se hable de utopías, sino de esperanzas y de luchas. Es cierto que la lucha por el socialismo tuvo un retroceso, pero está viva y en crecimiento.

Los comunistas tenemos el deber de profundizar la autocrítica, reforzar la modestia para reconocer los errores y estudiar profundamente las nuevas realidades.

Lo nuevo es la agresividad sin precedentes y la profundización de las crisis del modo de producción capitalistas, en la época del dominio del imperialismo.

Gloria eterna para los que lucharon e hicieron posible el inicio de una sociedad socialista.

Gloria eterna a los que lucharon y defendieron su patria socialista.

Hay que fortalecer la esperanza socialista y luchar para hacerla realidad.

¡PROLETARIOS DE TODOS LOS PAÍSES, UNÍOS!

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