LA VULGARIDAD Y LA PATANERÍA SE HIZO PODER

Humberto Vargas Carbonell

Cuando el Presidente pierde la compostura a la que obliga el cargo, la pierde ante todo el pueblo. Queriendo insultar a uno irrespeta a todos; en vez de educar, insulta.

Este  Presidente que en mala hora obtuvo los votos imprescindibles para asumir el cargo, pero que está muy lejos de ser la mayoría de los costarricenses. La mayoría no votó por Chaves pero, si  así hubiera ocurrido, eso no le daría derecho  a la patanería que lo caracteriza.  

 Chaves es, por supuesto, un actor más de la vida pública y, como cualquier otro ciudadano, tendría pleno derecho a defenderse cuando se le ataca.  El ejercicio de ese derecho debe ejercerse decentemente. El debate político, en lo que se refiere al Presidente y a otros debe mantenerse en los límites establecidos por la Constitución y también por el Código Penal, es decir conforme a la  decencia y el respeto mutuo.

Aquí no hay sitio para el insulto procaz, que, lamentablemente, es común en las cantinas y en otros sitios, a los que no viene al caso citar. Generalmente, ahí el más deslenguado, no es el más valiente.

Sólo una vez, por unos pocos minutos pude conversar con el diputado del Frente Amplio, el señor Ariel Robles Barrantes y me dejó la mejor impresión. Pero lo he visto durante muchas horas en la “Comisión que Investiga el Financiamiento de los Partidos Políticos” y   desde ese escenario me siento autorizado para catalogarlo como una persona inteligente y con la fuerza moral imprescindible para trabajar en esa comisión.

Es militante del Frente Amplio y, consecuentemente, no es militante del Partido Vanguardia Popular, que con  ese  nombre y desde el año 1943 cobija a los militantes comunistas de nuestro país.

Para insultar no es necesario tener un mínimo de conocimiento del idioma español, por eso el Presidente utilizó su personalísimo arsenal de insultos: llamó al diputado Robles “comunista reprimido en el closet”.

No es necesaria la exégesis del insulto;  cada uno se arropa con el calor de su propia malacrianza.

Los comunistas vivimos orgullosos de nuestras convicciones. Y también creemos que los que viven sin convicciones, son como papelotes que se mueven a donde lo llevan los vientos caprichosos, siempre sin orden y sin concierto. Simplemente están vivos, pero no despiertan el respeto de nadie.

Las gentes sin convicciones son la ganancia de los explotadores más voraces y también de los criminales más alevosos. Es la diferencia entre la honestidad y la perfidia.

Los comunistas quisiéramos vivir en un mundo poblado por humanos con convicciones, que pueden ser tan diversas como lo indiquen sus pensamientos y las circunstancias de su vida.

Las convicciones son el resultado supremo del pensamiento y de las aspiraciones sociales. Y por esa vía también de la justicia y de la ética.

Al señor Chaves, el Presidente de Costa Rica, le importa sólo lo inmediato, eso le ha permitido construir con mentiras, como ocurrió el 2 de mayo ante la Asamblea legislativa. Su especialidad más visible es el arte de despotricar.

Atacar a los no comunistas como si lo fueran, como lo hizo con el diputado Robles, es un viejo recurso de los ignorantes.

Pero aunque sea un esfuerzo inútil,  queremos decirle algo sobre la vida de los comunistas.

En los años cuarentas, en las condiciones de la Segunda Guerra Mundial, se hizo posible una alianza de los comunistas con los calderonistas. Esto hizo posible un cambio radical en  la vida de la clase trabajadora. Esta alianza, sumada a la acción de los trabajadores organizados por la Confederación de Trabajadores de Costa Rica, dirigida entonces por  el insigne dirigente comunista Rodolfo Guzmán, permitió los cambios que hasta hoy dan un sello especial a la vida nacional. Se incluyó en la Constitución un capítulo de Garantías Sociales, se creó el Seguro Social y se promulgó un Código de Trabajo. Fue un periodo muy difícil en la lucha de los pobres por una vida mejor que culminó con una guerra civil, un atípico golpe de Estado.

En 1948 el Partido Vanguardia Popular fue ilegalizado y establecida una larga pena de cárcel para sus miembros. Y comenzó una vida muy difícil para los comunistas. Los principales dirigentes  comunistas sufrieron largos periodos de encarcelamiento y los principales dirigentes estuvieron bajo un riesgo directo ser fusilados. Nuestro camarada Carlos Luis Fallas estuvo preso acusado de robo de gallinas, así de estúpida fue la represión.

En las elecciones de 1948, cuando la provincia de Limón elegía solo un diputado, el elegido fue el dirigente comunista, Federico Picado Sáenz. Este dirigente y sus compañeros Tobías Vaglio Sardí, Lucio Ibarra, Octavio Sáenz Soto, Narciso Sotomayor y Alvaro Aguilar, fueron asesinados en el Codo del Diablo. Esto ocurrió el 19 de diciembre y unos días antes había sido asesinado, también por el mismo grupo, un hijo del camarada Tobías Vaglio.

Luego siguieron  las tropelías contra los comunistas y algunos grupos de calderonistas. Nuestros intentos de participar en los procesos electorales fueron violenta e ilegalmente impedidos.

Algunos comunista logramos ocupar curules legislativas. Investigue lo que quiera, señor Presidente, sobre nuestro paso por la Asamblea Legislativa. No tenemos ningún temor, estamos acostumbrados a luchar por nuestras ideas y por nuestro honor.

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