El régimen presidencial en Costa Rica y el golpe de Estado como construcción de la estaticidad burguesa

En el conflicto de las fuerzas (clases) sociales y sus modelos de proyectos económico-político, prevaleció un modelo dominado por las oligarquías nacionales. Sin embargo, aunque no era tema de investigación, en esta propuesta, el papel de los militares, fue en definitiva su papel protagónico un elemento esencial de afirmación de la estaticidad.

Por: Trino Barrantes Araya
Presidente Partido Vanguardia Popular-PCCR

INTRODUCCIÓN

El trabajo que presentamos a su consideración trata, en lo esencial, sobre el régimen presidencial en Costa Rica, teniendo a la base algunos acontecimientos historiográficos en la formación y fundación del Estado costarricense.

Lo anterior nos obliga a un pequeño examen de algunos tópicos que son consustanciales al tema que analizamos. El concepto de democracia, las constituciones políticas y obviamente el examen sobre el presidencialismo a la luz del texto constitucional vigente, el cual contempla un anexo conocido como Ley de Iniciativa Popular.

No agotamos el tema. Por el contrario, es importante señalar que este estudio es una combinación de las prácticas cotidianas de los sectores populares, el papel de la democracia participativa, la lectura de la vida política en lo cotidiano, es decir tal y como se manifiesta hoy. la coyuntura electoral, el papel de los nuevos actores y la legitimidad de las minorías parlamentarias. Estamos claros que este tema corresponde más a la sociología y a las ciencias políticas, empero, un acercamiento historiográfico, puede contribuir a una aproximación y una epistemología diferente.

Hay, sin embargo, un tejido social que es insoslayable, asistimos a un mundo de un capitalismo salvaje, un modelo neoliberal y una pandemia producida por el virus del COVID-19, la cual tomó por asalto a los Estados Nacionales y a sus regímenes presidenciales que no tenían la frecuencia y las soluciones para atender sus grandes efectos.

No cabe la menor duda que América Latina históricamente ha apostado por fortalecer sus Estados bajo el régimen presidencialista; pero tampoco ha sido ajena nuestra historia a los golpes de estado, como agentes de estaticidad.

Como parte de un ejercicio teórico metodológico, formalizamos tres grandes interrogantes:

1.- Cómo se ejerce en nuestro país el régimen presidencial?

Actualmente Costa Rica es una república presidencialista en donde el presidente ejerce tanto el cargo de jefe de Estado como jefe de gobierno. En la Constitución actual,  el Título X El Poder Ejecutivo (consta de cinco capítulos y va del Artículo 130 al artículo 151) definen todo lo que atañe a la presidencia de la República. Taxativamente el Artículo 130.- dice a la letra: “El Poder Ejecutivo lo ejercen, en nombre del pueblo, el presidente de la República y los Ministros de Gobierno en calidad de obligados colaboradores” (Constitución Política, 47).

El semiparlamentarismo ha estado en la base de la discusión desde la Asamblea Nacional Constituyente de Costa Rica de 1949, pero superado el bipartidismo a partir de 1983. El presidente se convierte en la figura preponderante de la democracia representativa de este país.

Nos hubiese gustado tener a mano el textode los autores: Gerardo Hernández y Héctor Solano. Pero por ser un libro de próxima publicación por parte del Centro de Investigaciones Histórica de América Central y el Caribe-CICAH, denominadoEl gobierno de Carlos Alvarado y la contrarrevolución neoliberal en Costa Rica, no nos fue posible. 

2.- ¿Cómo valorar, actualmente la presencia de 27 partidos políticos, disputándose la presidencia del país? Y dentro de la misma pregunta: ¿Es un síntoma de madurez política o por el contrario, es la evidencia de una crisis estructural más profunda?

La ruptura del bipartidismo a partir de 1983 y las expectativas que se generaron en los comicios del 2018, ha cifrado alguna expectativa a pensar que es posible crear una nueva opción de gobernabilidad en Costa Rica. Pero, detrás de este número tan exponencial, se esconde un incentivo adicional, el interés de que a través de una doble postulación, es decir candidato(a) a la presidencia y el primer lugar para diputado(a) por la provincia de San José, afirme el papel de los partidos minoritarios, amén que de repetir el fenómeno del balotaje, cosa que en las actuales circunstancias pareciera una realidad, eso daría un pequeño margen de maniobra a las nuevas alternativas partidarias, exigiendo su cuota de poder político.

Madurez política o acelerado proceso de fragmentación, esa es una interrogante en este tema de investigación, pues las elecciones como tales, se han deslegitimado, toda vez que, la figura del presidente concentra cada vez más poder.

3.- ¿Cuál es el margen real actualmente de maniobra, por parte de los tres poderes del Estado costarricense, reconociendo la forma en que cada vez, se concentra mayor cuota de poder en la Presidencia de la República?

Si históricamente hemos reconocido en esta investigación la concentración del poder por parte de la figura del presidente, tenemos que apostar una argumentación hipotética. El margen objetivo y real de maniobra dependerá, exclusivamente de la correlación de fuerzas de fuerzas políticas y el papel de los actores sociales,  que se reconfiguran cada cuatro años. Pero no debemos olvidar, que hoy por hoy los partidos de la burguesía, recienten un claro distanciamiento de las clases populares. Sin embargo, tomando en consideración una opinión de un cientista social podríamos argumentar que: “ la tendencia histórica de los últimos lustros es la siguiente: una influencia creciente de las oligarquías empresariales en los tres poderes, ya sea mediante el dominio de mayorías legislativas en el Congreso, el nombramiento de magistrados proempresariales en el Poder Judicial (sobre todo, en la Sala Constitucional), y la participación directa en el Poder Ejecutivo”.

I.- Formación y consolidación del Estado Nacional:

1.1- Prolegómenos

La dominación colonial, la desestructuración de las sociedades de los pueblos ancestrales, la opresión política, religiosa, ideológica y económica por parte de los vencedores y el modelo de acumulación capitalista que origina este proceso, están en la base de lo que más tarde, será el proceso de independencia de nuestros países, del poder español.

En verdad fuimos un territorio más amplio del que conocemos como Centro América. Por ordenanza del 13 de setiembre de 1542, se estableció la Audiencia de los Confines. Dicha Audiencia comprendía, geográficamente, desde el istmo de Tehuantepec hasta el Atrato, incluyendo las provincias de Tabasco, Chiapas, Soconusco, Yucatán, Cozumel, Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua (que incluía Costa Rica), Veraguas y Darién (Panamá). Sin embargo, una vez creada la Audiencia de Guatemala, a partir de 1560, los límites políticos y administrativos cambiaron sustancialmente (Cfr. Facio,1960:12-17).

Entre conservadores y liberales (republicanos), ciertamente no encontramos profundas diferencias, ambos son hijos de la ilustración. Tal vez su punto de ruptura se da en la forma en que cada grupo desarrolló sus métodos para alcanzar el desarrollo, la forma en que concibieron la libertad individual y consecuentemente como pensaron el poder económico. Así, pues, Pablo de Alvarado y Bonilla, José Cecilio del Valle, José de Aycinena, Antonio de Goicoechea, solo para citar algunos nombres, son resultado de la ilustración, el libre comercio, el capitalismo industrial y la nueva división social del trabajo, aunque su postura histórica los haya situado en bandos diferentes.(Bonilla, 2000)

La independencia, lo señala John Lynch,1976, fue un ejercicio político mayoritariamente que se sucede dentro del bloque dominante. El autor lo expresa de esta forma:

“… La independencia, aunque precipitada por un choque externo, fue la culminación de un largo proceso de enajenación en el cual Hispanoamérica se dio cuenta de su propia identidad…”  (Lynch,1976)

Así pues, algunos historiadores sitúan el ciclo del deterioro del régimen colonial entre los años de 1804 a 1821. Toda vez que se toma la Revolución de Independencia haitiana, como un punto de inflexión frente a los grandes imperios coloniales y el período de 1821, en tanto nuestros países centroamericanos, consolidación sus procesos de independencia.

Las estructuras económicas, ideológicas y políticas, abren paso a una nueva metáfora del poder. Por eso es importante distinguir que, en verdad los nuevos actores no distinguen un verdadero proyecto antagónico entre liberales y conservadores; todo lo contrario, sus proyectos y contradicciones no forman una verdadera concepción antagónica. Sin embargo, lo cierto es que la agitación política que convulsionó a Centro América, tiene un sustrato muy importante de los acontecimientos sucedidos en Haití y más tarde en América del Sur.

1.2.- Hacia la segunda independencia: La nueva alteridad.

Nuestras historias matrias, están plagadas de mentiras y tergiversaciones. Es hora de aprender a escribir nuestro propio libreto.

Novohispana, Nuevo Mundo, Hispanoamérica, América Latina, Indoamérica e Iberoamérica, son todas denominaciones que acusan una cierta falsedad de nuestro propio proceso emancipatorio y un nivel de “encubrimiento” de la memoria e identidad de Abya Yala, nuestro continente.

Además de las cinco grandes dimensiones que mencionamos en los párrafos precedentes, dos grandes interrogantes están presentes en el examen de la independencia de América y de Centro América, es el papel de los factores. Los factores exógenos y los elementos propiamente endógenos. Creemos que, de la combinación dialéctica de ambos elementos, se escribe la agenda de la independencia.

William Walker, sentenció que, “lo que no lograron los rifles lo conseguirá la diplomacia del dólar”. Proclama imperialista que se prolonga ya, por largos 138 años sobre nuestra tierra, nuestra soberanía, autodeterminación e independencia.

Roberto Fernández Retamar, citando a Martí, a cerca de su posición en 1889, en la primera conferencia panamericana, escribe:

“…de la tiranía de España supo salvarse la América española; y ahora /…/ urge decir, porque es la verdad, que ha llegado para la América española la hora de declarar su segunda independencia…” (Fernández,1973:316).

Mestizos e indígenas, no fueron sujetos partícipes de las grandes rebeliones de independencia. Pero si son portadores y nos dejaron un gran legado, el derecho a la resistencia histórica. No existe una base bibliográfica para demostrar la unidad entre criollos y poblaciones ancestrales, más bien la polarización entre ambos es lo que se recoge en los textos.

Para terminar con este punto, conviene tener presente que, después de la independencia, la protesta social asume un cariz totalmente diferente (Vilar, 1992). Sin duda alguna, la obra de José Carlos Mariátegui, se convierte en un texto le lectura obligada, a fin de reconocer los nuevos actores sociales.

1.3.- Francisco Morazán, Juan Rafael Mora Porras, Sandino, Farabundo Martí, hacia la nueva izquierda y la refundación de una Nueva República Centroamericana.

Para nosotros, las y los centroamericanos, con Morazán, Juanito Mora, Sandino y Martí, alcanzamos la segunda independencia. Hoy nos corresponde, sobre el gran aporte de cada uno de ellos, avanzar hacia la tercera independencia. Ellos sentaron las bases, por eso, parafraseando a Víctor Manuel Arroyo, podemos decir lo siguiente. Es a nosotras y nosotros los que nos corresponde librar la batalla por esta tercera independencia, porque los elementos estructurales, las imposiciones de los organismos financieros mundiales, no han cambiado, por el contrario, se profundizan cada vez más y los estados fallidos y narcotraficantes, parecen ser la nueva lógica, de estas pequeñas repúblicas. El autor citado agrega:

“…ya os advertí que no suena sus clarines, ni atruena sus cañones. Es el enemigo silencioso que ya está con todos nosotros; tiene echados sus lazos en el cuello de los más poderosos y, sin embargo, es posible libertarlos y libertarse. Deshacer esos lazos, cortar compromisos con el futuro, armarse de fuerza moral para vivir en la modestia de un pueblo pastoril…” (Arroyo,1983:16-17).

En este apartado, permítaseme hacer referencia a tres textos, que son de lectura obligatoria para aproximarnos a un ensayo como al cual nos invita esta actividad. Uno del siglo pasado: Alvarado García, Ernesto (1946) Historia de Centro-América. Ediciones de la Librería “España y América”: Tegucigalpa-Honduras. Pp. 121 a 181 (Memorias del General Morazán y Manifiesto del Gral. Morazán al pueblo de Centro América) y el otro de más reciente publicación del autor Díaz Lacayo, Aldo (2017). Sandino. Plan de realización del supremo sueño de Bolívar. Aldilá Editor: Managua-Nicaragua. También de este mismo autor, el libro: Bolívar interpretado por Sandino (2014).Pero de la misma importancia debemos tener como referente bibliográfico a Bardales B., Rafael (1985) Pensamiento político del General Francisco Morazán. Editorial Universitaria: Tegucigalpa-Honduras.

Pero compañeras y compañeros, lo que más debe llamarnos la atención, es la irrenunciable tarea de reconvocarnos desde las clases subalternas y sus respectivos proyectos políticos alternativos, populares, democráticos y revolucionarios, para repensarnos como está soñado en el pensamiento progresista y los proyectos antimperialistas postulados por Mora Porras, Morazán, Sandino y Farabundo Martí. Es importante volver los ojos a nuestras derrotas históricas, para reaprendernos, para forjar en cada espacio de nuestras formaciones económico sociales, el proyecto país que las clases populares quieren.

Busquemos nuestros aliados históricos, no renunciemos a mantener nuestra memoria colectiva viva. El espíritu antimperialista, debe ser el eje transversal de nuestra propuesta y la utopía por una tercera independencia.

1.4.- Formación y consolidación del Estado nacional.

Existen cuatro momentos fundacionales del Estado Nacional: 1.- 1821 -1847, 2.- 1848 – 1859, 3.-1860 – 1948 y, finalmente el último cuarto momento de 1949 –  hasta nuestros días. Sin ser exagerados en esta apreciación, los primeros años del siglo XIX, sientan las bases del régimen presidencialista en Costa Rica. La República, obviamente, afirma la estructura de un nuevo régimen, no solo en lo político, sino en la vida económica y social. Algunos elementos que asoman en esta nueva etapa, son un lento, pero sostenido crecimiento poblacional, afirmación de la hacienda como unidad económica, surgimiento de un sentido de igualdad y la participación decida de las pequeñas unidades productivas, en la ruta hacia una diversificación de la economía nacional (Monge, 1978, Meléndez, 1979, Guardia, 1999). Una estampa de estos momentos, la describe, prístinamente, el historiador Monge Alfaro, cuando indica que:

“…en los primeros años del siglo XIX podían contarse con los dedos de una mano las escuelas de primeras letras. Pocas personas sabían leer y escribir. Los hijos de las familias acomodadas ingresaban en la universidad de León Nicaragua” (Monge,1978:176).

Al igual que el resto de Centro América, Costa Rica queda inserta en la corriente independentista iniciada el 15 de setiembre de 1821, sin embargo, será hasta el 29 de octubre de ese año que nuestro país firme el Acta de Independencia (Guardia, 1999:77). Destacamos sucintamente este momento histórico, porque es aquí, mediante la firma del Pacto de Concordia y la organización política de Costa Rica, donde inicia la historia del “presidencialismo” en nuestro país. Claro está, y debemos señalarlo, la Primera Junta de Legados establecida el 12 de noviembre de ese año, fue una Asamblea Constituyente más que un poder Ejecutivo. Pero será, en definitiva, a este cuerpo colegiado al que le corresponda sancionar el 1 de diciembre de 1821, el Pacto de la Concordia, referido en los párrafos precedente, considerada como la primera Carta Fundamental de nuestro país. En dicho Pacto se declaraban los principios esenciales del régimen político, democrático y republicano. (Monge,1978; Meléndez,1979, Fernández,1999).

El Pacto de Concordia afirma una rigurosa definición de independencia:

“…Costa Rica está en absoluta libertad y posesión EXCLUSIVA de sus derechos para constituirse en nueva forma de gobierno” (Monge,1978:181)

En el primer período que hemos señalado la transición del proceso histórico en la formación del Estado nacional en Costa Rica. Tiene algunos rasgos que lo definirán en su proceso del presidencialismo. De 1821 a 1838, se establecen los

cimientos del Estado liberal. Tal vez por las condiciones infraestructurales, se ejerció un poder local, dándole al cabildo como institución política/administrativa, un papel preponderante como mediador de los intereses económicos entre comerciantes y campesinos. Pero también es en el ayuntamiento o concejo, donde se tienen que dirimir los problemas judiciales, administrativos y militares. Pese a todo lo anterior el proceso de formación republicana va construyendo las bases provisionales del gobierno provisional que se asume desde la provincia. En lo económico se da un paso de calidad. Inicia la sociedad cafetalera y con ella la economía agroexportadora. En este ínterin al cual referimos, surge el gobierno de la República Federal Centroamericana. Para la República Federal se nombró un presidente, mientras que para cada estado nacional se establece un jefe de estado.

Nuestro prime jefe de Estado recayó en la persona de JUAN MORA FERNÁNDEZ.

El historiador Carlos Méndez refiere al final de este primer momento, de la forma siguiente:

“…todos estos hechos nos vienen a mostrar que, las personalidades políticas de la época, dejaban su huella en los destinos de la patria, de modo que el equilibrio de Mora Fernández y el coraje de Carrillo, aun cuando contradictorios /…/coadyuvaron en la acción modeladora de nuestra sociedad”

(Méndez,1979:97)

El segundo momento de afirmación del presidencialismo se da en la fase de la cafetocracia, en las figuras de José María Castro Madriz, Francisco María Oreamuno Bonilla y la ciñera y emblemática figura de JUAN RAFAEL MORA PORRAS.

“… Juan Rafael Mora constituye, en el tiempo de Hispanoamérica, la primera conciencia antimperialista, tanto por la teórica política, que plasma en sus palabras y documentos, como por la práctica de las armas” (Cabal,1984:4)  

La segunda independencia de Costa Rica tiene lugar en el período de gobierno de Juanito Mora, pues correspondió a este presidente entre 1856-1857, enfrentar la primera guerra contra el imperialismo norteamericano en las huestes dirigidas por el esclavista William Walker.

El tercer período tiene implícitamente subperiodos que son fundamentales en el tema que nos ocupa. La fase de los gobiernos con sello dictatorial y autoritarismo liberal.

El historiador Salazar Mora, refiere así, para caracterizar este momento:

“…un año después de haber tomado el poder el Presidente Rodríguez suspendió las garantías individuales bajo el pretexto de tomar medidas contra los que conspiraban contra su gobierno” (Salazar,1983:153)

Surgimiento de los partidos ideológicos, consolidación de la democracia electoral a partir del conflicto del 7 de noviembre de 1889, la “democracia del Olimpo” , pertenece a este período la histórica Huelga Bananera de 1934, contra la transnacional de los Estados Unidos, la United Fruit Company, conducida por el Partido Comunista de Costa Rica. la consolidación de las grandes reformas sociales y para cerrar el ciclo, la guerra civil del 48. Valga aquí señalar un aspecto que refuerza la tesis de Salazar. En nuestro país, hasta el año 1913 prevaleció el sistema electoral de dos grados; mediante el voto indirecto y público,  Doce años después se da la reforma que establece el voto directo y universal. En 1936 se exige el voto obligatorio. Finalmente nuestro Código Electoral se sanciona en el año de 1953 y prevalece sin ninguna reforma sustancial hasta el año de 2009, fecha en la cual se introdujeron una serie de modificaciones que son las que rigen actualmente nuestro código electoral. (Vargas, 2007). (Brenes y González, 2018).

Nos interesa mucho, en este cuarto período, enmarcar algunos hechos muy significativos que dan plena identidad al período en estudio. En primer lugar, es el momento de afirmación del Estado benefactor, desarrollista y distributivo. Forma también otro rasgo del período en estudio la sanción del la Constitución que nos rige actualmente, la cual entró en vigencia el 8 de noviembre de 1949, mediante la cual se derogan todas las anteriores.

Otro rasgo para recuperar en el tema que nos ocupa, es que la Constituyente de 1949, incorpora prohibición de la beligerancia política, bajo el Decreto No.213 de 1948 y el 721 de 1949. Picado y Cambronero manifiestan que por parte de la Junta Fundadora de la Segunda República (1948-1949), a pesar de que dispusieron la suspensión de gran parte de prohibiciones, mantuvieron las restricciones a la participación político electoral (Cfr. Picado y Cambronero,2018:7)

Aunque la participación política es un derecho fundamental y de alguna manera la base esencial de las democracias es la “participación” ciudadana (Constitución Política de Costa Rica, Artículo 1, 26, 90, 95, y 98), se mantienen las restricciones para que el Estado mantenga su respectiva neutralidad y la prohibición expresa a empleados y funcionarios públicos. Citamos a este respecto nuevamente a Picado y Cambronero que al respecto manifiestan lo siguiente:

“…Sobre todos los empleados y funcionarios del Poder Ejecutivo recae la prohibición genérica del párrafo primero del artículo 146.. Además, les alcanza la prohibición absoluta del párrafo segundo sobre presidentes y vicepresidentes de la República, ministros, viceministros, oficiales mayores de los ministerios, miembros activos del Servicio Exterior, presidentes ejecutivos, gerentes y subgerentes de las instituciones autónomas y de todo ente público estatal.” (Picado y Cambronero,2018:16).

Pero la Junta Fundadora de la Segunda República fue más allá en sus Decretos.  Tal vez el más nefasto, lo constituyó la declaración y proscripción del Partido Vanguardia Popular-Partido Comunista de Costa Rica, apartado que merece, un capítulo aparte. Véanoslo de manera puntual.

1.3.1.- Persecuciones históricas contra el Partido Vanguardia Popular-PVP

El 7 de noviembre del año 2017, se cumplían los 100 años del triunfo de la Revolución Bolchevique, de la Revolución Rusa (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas), esa misma fecha, pero del año 2009, en Costa Rica, se marcaban 110 años de ejercicio democrático burgués (Pinaud,1979:75), interrumpido por dos eventos militares, que trastocaron las bases del presidencialismo, las estructuras constitucionales y la institucionalidad democrática de este país.

Primeramente, hacemos referencia al golpe de Estadio propiciado por los Tinoco en el año de 1917, que conduce a sancionar una nueva Constitución Política, de muy corto plazo histórico y, en segundo término, a los eventos de la Guerra Civil de 1948, que culminan con la aprobación de la Constituyente de 1949, que todavía nos rige. (Vargas,2009:4).

Para el año de 1936, el Partido Comunista participa en las elecciones presidenciales con la candidatura del Profesor Carlos Luis Sáenz. El nombre electoral en esa oportunidad fue el Bloque de Obreros y Campesinos. Aquí inicia el largo recorrido de las prohibiciones, ya que, por razones legales, no se podía participar con el nombre de “Partido Comunista”. Dos años después, en 1938, Sáenz es electo diputado al Congreso, como diputado comunista; pero León Cortés, a la sazón presidente de la República en ese momento, desestimó al órgano electoral y por ende, desconoció su elección. (Contreras,1989:6 y 7), (Contreras,2008:54). Con el mismo nombre de Bloque de Obreros y Campesinos, en 1940, se participa en elecciones y se llevó como candidato a la presidencia a Manuel Mora Valverde. Recordemos aquí que, desde el 13 de junio de 1943, el partido adquiere el nombre de Vanguardia Popular.

Previo a la firma de la Constituyente de 1949, la Junta de Gobierno presidida por José Figueres Ferrer, firmó el 17 de julio de 1948, el Decreto-Ley 105, dentro del cual se crea la figura del delito de ser militante comunista. Se declara a muchos intelectuales moralmente ineptos para ejercer su profesión se (firmó el 17 de diciembre de 1948, el Decreto-Ley 306). Por supuesto este Decreto estaba dirigido principalmente contra los militantes del PVP. Pero, además, a esa disposición, absolutamente antidemocrática, se le adicionó la enmienda Volio Sancho que a partir de ese momento formaría parte del Artículo 98 de la Constitución Política.

Sobre la base de esas perversas disposiciones, la oligarquía nacional y las emergentes burguesías políticas e industriales, justificaron durante largos 27 años, la proscripción del PVP.

Este proceso sancionatorio no se quedó solo en el papel, la represión alcanzó características inusuales, que pronto llevarían a uno de los asesinatos políticos más atroces que conozca la historia nacional; hacemos referencia al Asesinato del Codo del Diablo, donde perdieron la vida:

No es el tema de esta conferencia, pero permítaseme hacer un breve recorrido, de como esta “democracia participativa”, violenta sistemáticamente derechos esenciales al pueblo de Costa Rica.

En 1948, desde la clandestinidad los comunistas y otras fuerzas populares, lograron inscribir el Partido Nacional Democrático, con el propósito de participar en la elección de representantes a la Constituyente; pero el partido fue ilegalizado por la Junta Fundadora de la Segunda República. Esa situación llevó a una negociación del Profesor Arnoldo Ferreto Seguro con el señor Celso Gamboa, dirigente del Partido Constitucionalista, logrando la elección de seis constituyentes.

Para el proceso electoral de 1952, nuevamente se dejó fuera de ley el Partido Progresista Independiente, cuyo candidato a la presidencia de la República fue don Joaquín García Monge.

Nuevamente las fuerzas progresistas, populares y de izquierda, sufren otro revés de esta democracia centenaria, ahora fue en 1958, cuando queda ilegalizado el Partido Socialista, con Fabián Dobles a la cabeza de dicho partido.

En las elecciones de 1962, los militantes del PVP, solidariamente dieron apoyo al Partido Acción Democrática Popular que impulsó la figura del señor Enrique Obregón Valverde a la Presidencia.

Nuevamente, en la contienda electoral de 1965, el partido se inscribe con el nombre de Partido Acción Popular Socialista; pero no tuvo ninguna suerte a la que se había tenido anteriormente, ya que también el Tribunal Supremo de Elecciones lo ilegalizó. Sin embargo, gracias a la maniobra, en esa oportunidad, por parte de Marcial Aguiluz quien ofreció apoyar la acción electoral el Partido Acción Popular Socialista, (nuevamente los comunistas) pudieron tener presencia en la elección de diputados para la Asamblea Legislativa de aquel momento.

II.- El presidencialismo y el golpe de Estado como construcción de la estaticidad burguesa.

2.1.- Una lectura inicial.

Estamos frente a la coyuntura  que denominamos aquí,  de la peligrosa incitación a la rebelión, al golpe, la injerencia imperialista y la guerra civil. No es exagerada esa apreciación, si la comparamos con la tesis del  autor del ensayo titulado “De la dictadura a la democracia” Gene Sharp, que analiza,  describe y comprueba acerca de 198 métodos para derrocar Gobiernos mediante “golpes suaves o blandos”.

En esta guerra de Cuarta Generación, cuyo teórico, como lo indicamos párrafos arriba, es el norteamericano Gene Sharp (21-01-1928 – 28-01-2018). Considera que la estrategia, de lo que él llamó “golpes suaves o blandos”; básicamente se puede ejecutar en cinco pasos. Se describen a continuación:

  • La primera etapa es promover acciones no violentas para generar y promocionar un clima de malestar en la sociedad, destacando entre ellas denuncias de corrupción, promoción de intrigas o divulgación de falsos rumores.
  • La segunda etapa consiste en desarrollar intensas campañas en “defensa de la libertad de prensa y de los derechos humanos”, acompañadas de acusaciones de totalitarismo contra el Gobierno en el poder.
  • La tercera etapa se centra en la lucha activa por reivindicaciones políticas y sociales y en la manipulación del colectivo para que emprenda manifestaciones y protestas violentas, amenazando las instituciones.
  • La cuarta etapa pasa por ejecutar operaciones de guerra psicológica y desestabilización del Gobierno, creando un clima de «ingobernabilidad».
  • La quinta y última etapa tiene por objeto forzar la renuncia del Presidente de turno, (el subrayado no es del texto original) mediante revueltas callejeras para controlar las instituciones, mientras se mantiene la presión en la calle. Paralelamente, se prepara el terreno para una intervención militar, mientras se desarrolla una guerra civil prolongada y se logra el aislamiento internacional del país.

2.2.- La tragedia de la democracia popular en América Latina.

En el texto. Historia de las intervenciones norteamericanas. Tomos I y II, y otros nuevos libros que dan cuenta de la política injerencista de los Estados Unidos en América, se llega a la conclusión de que, hasta 2012, fecha en que EE.UU. ayudó directamente en la intentona para derrocar al presidente ecuatoriano Rafael Correa, los distintos gobierno gringos han participado en al menos 60 golpes de Estado.

Más recientemente el pretexto de la aparición de instancias regionales con vocación profundamente nacionalista, tales como CELAC, UNASUR, Petrocaribe, Foro de Säu Paulo, el ALBA, entre otras, descoloca la lógica intervencionista e injerencista del imperialismo norteamericano en dichos procesos de autodeterminación, autogestión, soberanía e independencia.

Por eso, bajo una serie de agentes internos, ONG¨s, políticos reciclados, el lumpen proletario o agentes de una intelectualidad diletante, ejercitan una serie de métodos y procesos para desestabilizar a los gobiernos democráticamente electos y crear un caos general, que conduzca a la ingobernabilidad.

La práctica de estos nuevos crímenes políticos, incuestionablemente une, además de los agentes sociales anteriormente señalados, lo que Atilio Boron llama :

”…el tridente de la reacción: jueces, parlamentarios y medios de comunicación, todos corruptos hasta la médula”.

2.3.- Una nueva escalada fascista en América.

Estamos frente a una onda de profundo signo fascista, por eso no podemos cree que los últimos golpes a presidentes legítimamente nombrados, se trate de golpes de Estado democráticos o golpes suaves. En todos los casos son gobiernos  depuestos de sus respectivos cargos legítimos de presidente (a).

2.3.1.- Hugo Rafael Chávez Frías. Venezuela: 12 de abril de 2002

El 11 de abril la derecha y un sector del ejército de la república de Venezuela, lleva a cabo una asonada de golpe de Estado con Hugo Chávez. Se le exige la renuncia a la presidencia y se declara un presidente de facto.

2.3.2.- Manuel (MEL) Zelaya. Honduras: 28 de junio de 2009

El 28 de junio de 2009 el mandatario legítimo de Honduras, bajo la complicidad de la oligarquía de ese país, el Departamento de Estado, las fuerzas militares y la la Corte Suprema, propician el golpe de Estado contra MEL Zelaya. Se pretextó en ese momento, la convocatoria constitucional de llamar a una votación por la Cuarta Urna.

2.3.3.- Rafael Correa. Ecuador: 30 de setiembre de 2010

Permítasenos reseñar este golpe con la siguiente cita:

Desde inicios de la primera década del siglo XXI, hemos sido testigos del ascenso por la vía democrática de gobiernos de carácter progresista y de izquierda que sin duda cambiaron el mapa político en la región.

Aquel 30 de septiembre de 2010, miembros de la Policía Nacional ecuatoriana se sublevaron contra el Gobierno legítimo y constitucional del presidente Rafael Correa por unas prebendas económicas que les eran eliminadas por una nueva normativa (Ley de Servicio Público) recién sancionada en el Parlamento de ese país suramericano”.

2.3.4.- Fernando Lugo. Paraguay: 22 de junio de 2012

Frente a este nuevo golpe de Estado, tal vez uno de los mejores títulos el periodismo independiente fue el que expresó contundentemente que: “ Han destituido a la democracia del Paraguay#.

No es exagerado el titular, pues, bajo la mentira de “mal desempeño en sus funciones” y una falsa acusación de atentar contra los grupos ancestrales en Curuguay, en juicio exprés, la prensa mediática, la derecha y el parlamento ejecutaron un nuevo golpe de Estado.

Como en los dos casos anteriores. Todo lo que se argumentó contra los presidentes democráticamente electos, se caen por espurios, falaciosos e

inconsistentes

2.3.5.- Dilma Rousseff. Brasil: 12 de mayo de 2016

Tal y como se indicó en los párrafos precedentes. En estos mal llamados golpes suaves, orquestados desde los más espurios intereses y bajo el beneplácito del gobierno norteamericano. Se conjugan una serie de elementos para legitimar la destitución de la presidenta legítimamente nombrada. Para el caso que nos ocupa, fue el “impeachment”: Leamos lo siguiente:

De la misma manera, apegándose a la definición clásica de golpe de Estado, la experta en Brasil Amy Erica Smith, profesora de Ciencias Políticas de la Universidad de Iowa, Estados Unidos, niega que el proceso contra Rousseff pueda ser catalogado como tal.

El proceso «no fue dirigido por un grupo de militares» —a favor del juicio político votaron 367 congresistas de 531 y 55 senadores de 77— y «no se utilizaron medios inconstitucionales o extralegales», escribe en su artículo de opinión del medio estadounidense The Washington Post.

Como una breve aproximación de síntesis. Hoy vivimos otras nuevas intentonas de golpe de estado blando. Contra los gobiernos legítimamente electos de Nicolás Maduro M. en la República Bolivariana de Venezuela y contra el proceso constitucional del presidente Daniel Ortega Saavedra y su vicepresidenta, Rosario Murillo.

Los actores son los mismos. La iglesia, la prensa mediática, el lumpen proletario y los sectores de la oligarquía más retardatarios, buscan desconocer el carácter de dichos procesos democráticos. Se ha sido claro hasta el cansancio que los mecanismos sugeridos por Gene Sharp, se ponen una vez más en práctica, con toda la contundencia del caso, frente a ambos modelos populares.

Hemos utilizado esta narrativa, porque explica de manera muy clara, que, aun siendo en América Latina y Centro América el presidencialismo, uno de los instrumentos más importantes para el ejercicio del poder, este deja de tener un valor histórico agregado sí, supuestamente, los intereses imperialistas e injerencistas se sienten amenazados.

Conclusiones

Después de este somero recorrido, buscando al menos fijar historiográficamente, las principales características de nuestra institucionalidad política, en los cuatro grandes momentos de formación y consolidación del Estado-nación, llegamos a las siguientes conclusiones:

  • En el conflicto de las fuerzas (clases) sociales y sus modelos de proyectos económico-político, prevaleció un modelo dominado por las oligarquías nacionales. Sin embargo, aunque no era tema de investigación, en esta propuesta, el papel de los militares, fue en definitiva su papel protagónico un elemento esencial de afirmación de la estaticidad. Solamente, entre 1847 -1849, se produjeron 11 movimientos armados para derrocar al Presidente José María Castro Madriz (Matarrita, 1983). Pero también es decisorio hasta la llegada al poder del General Tomás Guardia, la incidencia en la política del país de los generales Máximo Blanco y Lorenzo Salazar. Otro orden de este fenómeno debe interpretarse a la luz del golpe de Estado que sufre Alfredo González Flores, por los hermanos Tinoco y cierra el ciclo, el gobierno de facto, de la Segunda República, resultado del conflicto político militar de 1948.
  • Subyace una contradicción irresuelta en la formación y consolidación del Estado, la cual tuvo diferentes expresiones, desde la lucha de clases. Eso obligó a una readecuación y definición de los espacios políticos que dan lugar a que el régimen presidencialista se afirme definitivamente en nuestro país.
  • Como quedó plasmado en la introducción, el régimen presidencialista costarricense, tiene como punto de anclaje el texto constitucional.
  • Aunque adivinamos un proceso lento en la institucionalidad del sufragio, sus mecanismos de transformación están, objetivamente ligados a darle un mayor contenido de solidez al régimen presidencialista. Así, por ejemplo, la reforma del voto en 1925, estableciendo por primera vez el voto secreto y la creación del Consejo Nacional Electoral-CNE (hoy Tribunal Supremo de Elecciones-TSE) ese mismo año, para separarla del influjo del Poder Ejecutivo, en la práctica dichas instituciones se vieron atenuadas por la injerencia de dicho poder.
  • La Constitución de 1949, aunque eliminó una serie de restricciones, entre ellas los requisitos para ejercer los cargos públicos y establecer el voto femenino, no logró resolver algunos vacíos que se arrastraron históricamente. Tales son, aun hoy día, las restricciones que se establecen contra cualquier partido que adhiera una ideología marxista-leninista o más genéricamente: comunista.
  • Uno de los subperíodos analizados, el de 1889 a 1919, presenta grandes vacíos en la afirmación de la democracia. Los depositarios del poder, como se indicó, transita entre el autoritarismo liberal de las dirigencias oligarcas y una intelectualidad ilustrada y progresista.
  • El sistema presidencialista de Costa Rica, se define estructuralmente y de manera genérica, bajo los siguientes principios generales:
  • Su elección se hace por sufragio universal. Se requiere un 40% de los sufragios, para ser electo.
  • El poder presidencial está (constitucionalmente) en un plano de igualdad que el Poder Legislativo.
  • Aunque constitucionalmente existe una división de Poderes, se reconocen ciertas prácticas de acción que se ejercen desde el régimen presidencialista. En las últimas magistraturas, conducidas por el Partido Acción Ciudadana, la independencia de Poderes se ha deslegitimado; pero, válgasenos la aclaración, el Presidente de la República no tiene el derecho de disolver la Asamblea Legislativa.

Finalmente, el Anexo a la Constitución Política de Costa Rica, la Ley de Iniciativa Popular, constituye un punto muy importante en la nueva lógica de otorgarle a la democracia, un contenido con mayor ejercicio del poder ciudadano, pues se le otorga al soberano -al pueblo-, la iniciativa para formar leyes o reformar parcialmente la Constitución, siempre y cuando logren adecuar los procedimientos que esta misma Ley contempla para el caso.

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(El régimen presidencial costarricense Hugo Alfonso Muñoz O). NÚM. 24 (1974)


* Texto de la intervención de Luigi Ferrajoli en la inauguración de la escuela “Constituente Terra”, en la Biblioteca Vallicelliana de Roma, el día 27 de diciembre de 2019.

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