FENTRAP al Presidente Carlos Alvarado: El FMI ha llenado de miseria y de dolor a pueblos en todas las direcciones del globo terráqueo

El pasado sábado 5 de diciembre de 2020, en el marco de la visita del presidente Carlos Alvarado Quesada a la Zona Sur de nuestro país, el Secretario General de la Federación de Trabajadores Agrícolas y de Plantaciones, FENTRAP, entregó un Carta Abierta en la cual se exponen diversos aspectos que se relacionan con las condiciones que vive el pueblo costarricense por las políticas económicas y sociales impuestas.

Carta Abierta al Presidente Carlos Alvarado

Señor Presidente:

Deseamos expresarle, al tiempo que lo saludamos, que las organizaciones sindicales de los obreros y de los campesinos, no fueron invitadas a ese intercambio de opiniones llamado Mesa de Diálogo. A las organizaciones Federación Nacional de Trabajadores de Plantaciones, a la Unión de Trabajadores de Golfito, a la Unión de Trabajadores de Limón y la Organización de Campesinos sin Tierra no se les dio la posibilidad de expresarse. En todo caso nos dimos cuenta de que las posibilidades de influir en la toma de decisiones, en ese sitio, eran muy escasas. Eran tan hondas las diferencias sociales y económicas entre los participantes que era imposible llegar a consensos capaces de satisfacer a los diversos grupos. El resultado está a la vista.

Usted mismo reconoce la verdad de lo que decimos.

¿Por qué esta afirmación?

Nos remitimos a sus palabras, recogidas en una larga entrevista publicada en el periódico La Nación (edición del 4 de diciembre 2020) en la que usted alega que “primero era necesario disipar el “barullo ideológico”. Así que su propósito no era conocer las opiniones diversas sobre los problemas fiscales, sino disipar un “barullo”. ¿No le parece ser presidente que calificar la protesta del popular como un barullo es, entre otras cosas, un flagrante irrespeto a un pueblo que protesta por medidas que lo afectan negativamente?  La respuesta popular no fue un desorden, fue un justo reclamo contra decisiones de las autoridades políticas, fue el uso del legítimo derecho a protestar. Cuando ese derecho se menoscaba se agrieta o desaparece la democracia.

El desorden lo generó la brutalidad policial; Usted, señor Presidente, es la máxima autoridad de la Fuerza Pública.

Reconocemos que existe un grave problema fiscal, que ha sido el resultado de un pésimo manejo de la hacienda pública por varios gobiernos, incluyendo el que usted preside.

La evasión fiscal consentida, el contrabando permitido, los privilegios fiscales concedidos y la corrupción administrativa no perseguida, a la par del caos y el mal manejo de los asuntos públicos, necesariamente tenían que provocar los problemas que está sufriendo la sociedad costarricense. Esos problemas tienen sus raíces en la gestión y la acción de personas concretas, de carne y hueso, que nunca fueron castigadas y que, al contrario, han sido considerados  «grandes señores” de la vida política, económica y financiera.

Nos parece que lo primero tendría que hacerse es cobrar a los culpables lo mal habido y tomar las medidas imprescindibles para estos hechos no se repitan; lamentablemente se tomó el camino contrario, obligar a los inocentes, los pobres, a responder por culpas y delitos ajenos. Lo que estamos viviendo demuestra una vez que lo que se roba al Estado en realidad se lo están robando al pueblo.

Si no se tiene el valor de dar un golpe de timón, fuerte y profundo, se podrá resolver parcialmente algunos de los problemas de hoy, pero los patógenos burgueses continuarán enfermando al tejido social construido por los trabajadores, tanto de ciudad como del campo.

Señor Presidente, la sociedad costarricense se hace cada vez más injusta, sobre todo por la desigualdad. Cada día se hace más profunda la sima que separa a los que tienen todo de los que no tienen nada. Todos los artículos de consumo son más caros aquí que en los países vecinos y también de no pocos de los de más allá.

Los problemas humanos saltan ante nuestros propios ojos; todos han sido agravados por la pandemia, pero pasará el ataque a la vida y podría ser que puedan paliarse los problemas de la hacienda pública, pero las crisis humanas seguirán agudizándose.

Estos problemas están en los genes de una sociedad que, creyendo que daba un paso adelante, cayó en el fondo de un precipicio. Ahí está la sociedad nuestra, en un profundo e insondable precipicio.

El paso en falso resultó ser el neoliberalismo. Un nuevo orden de cosas impuesto por extraños decididos a beneficiarse de nuestras riquezas y del sudor de nuestra gente. A los de afuera les sirve que los de adentro tengan poder para entregar lo que no les pertenece, puesto que el único dueño de los bienes nacionales es el pueblo costarricense y no los que ganan elecciones a base de engaños y falsedades.

Esos son los que ejercen el poder de decidir contra el pueblo y cuando no les gustan las conductas de los humildes acuden a los policías, quienes también son parte de los humildes.

Algunos piden votos, revestidos de falsa humildad; pero son violentos y crueles cuando están en el poder. Larga es la lista de trabajadores asesinados, heridos, golpeados y encarcelados durante las huelgas y las protestas sociales.

Contra el “barullo” del que habla usted, señor Presidente, brilló la brutalidad policial. Se violaron los derechos humanos. ¿En nombre de qué o de quién, señor presidente? Es primero el Fondo Monetario Internacional y después los ticos. Esto no se puede permitir. Guardar silencio es el delito ético de complicidad con el malvado.

El FMI ha llenado de miseria y de dolor a pueblos en todas las direcciones del globo terráqueo. La civilizada Europa hace muy poco sufrió las consecuencias de la presencia de la llamada troika: el FMI, el Banco Central Europeo y la llamada Comisión Europea. Las políticas neoliberales han profundizado la pobreza de población en Estados Unidos: 43 millones seres humanos sufren ese flagelo. Así mismo en muchos países y también en el nuestro, Costa Rica.

El FMI es el brazo largo del capital financiero de los Estados Unidos que es quien fija las políticas de los gobiernos, sean republicanos o demócratas. Esto es bien sabido.

Nada más a manera de ejemplo. El libre comercio con Estados Unidos ha destruido la agricultura. Los campesinos que han resistido la avalancha neoliberal están al borde la quiebra, los otros, las víctimas principales, no tienen tierra ni trabajo. Ya lo perdieron todo. Ya ni siquiera merecemos el honroso mote de maiceros. Casi todo lo que come nuestro pueblo viene de afuera y al que pagarlo en dólares. Esto es lo más grave. Perdimos la soberanía alimentaria y con esa pérdida está igualmente comprometida la soberanía nacional.

¡Qué vergüenza y qué dolor! ¡Necesitamos la resucitación de Juan Rafael Mora Porras, del General Cañas y de Pancha Carrasco!

Los frutos del mar se los roban los grandes empresarios, la mayoría también extranjeros.

Mientras tanto lo extranjeros se roban la fertilidad de la tierra, en las enormes plantaciones de Palma aceitera, de Piña, de Banano y otros frutos del suelo, bañado por el sudor de los trabajadores nacionales. Hay que agregar que también se contamina la tierra y se envenenan las fuentes de agua.

El neoliberalismo y su demonio, el Fondo Monetario Internacional seguirán empobreciendo a nuestro pueblo. Este proceso maléfico tiene que ser detenido y lo será, esperamos, por la voluntad democrática de los costarricenses.

Lo saluda por la Federación de Trabajadores Agrícolas y de Plantaciones, FENTRAP,

Edgar Gutiérrez Cordero
Secretario General

Palmar Sur, 5 diciembre 2020

Facebook Comments

Deja una respuesta