Estamos de luto: El compañero Bernardo Zúñiga Aguilar ha muerto

Por: Humberto Vargas Carbonell

Muchos días después de su partida me enteré de la muerte del compañero Bernardo Zúñiga Aguilar. Esta circunstancia agregó un poco más de amargura al natural dolor por la pérdida de un buen amigo y compañero.

Nos conocimos siendo muy jóvenes en las filas de la Juventud Vanguardista. Cuando el Partido Vanguardia Popular fue perseguido e ilegalizado por la llama Junta de Gobierno que presidia José Figueres, él y yo emprendimos entonces la tarea de reorganizar a los jóvenes revolucionarios, nuestra querida Juventud Vanguardista.

Aquella fue una tarea inmensa; entonces habíamos sido ilegalizados, amenazados con penas de cárcel y, tanto para él como para mí lo peor fue la prohibición de la literatura revolucionaria.

Circulábamos clandestinamente libros, periódicos y revistas. Las bibliotecas de algunos compañeros fueron asaltadas.

En mil novecientos cuarenta y ocho comenzamos a circular el periódico TRABAJO, impreso en un sencillo mimeógrafo. Conseguimos un humilde cuartillo en Barrio Luján y de ahí salía el periódico clandestino. Franklin Pérez y el que esto escribe nos habíamos convertido en impresores, especializados en la más sencilla de las técnicas de imprenta. Era para nosotros el más hermoso de los trabajos. Recuerdo que en las madrugadas el compañero Fernando Villalobos recogía los periódicos y los cargaba en una enorme canasta, que se colocaba en el hombro. Así se distribuía el pan entonces y de esa manera los comunistas burlábamos el control policiaco.

Bernardo lo distribuía en Esparza, su pueblo natal y en Puntarenas.

En aquel entonces luchar por la paz era un delito. Ese era una de las características más brutales de la guerra fría impuesta por los imperialistas yanquis. El Gobierno de Figueres había comprometido a nuestro país como parte de esa política criminal y estúpida. Así lo estableció el Decreto 105 de la Junta de Gobierno, el mismo que ilegalizó al Partido Vanguardia Popular. La política macartista se extendió como una mala hierba por el mundo entero y en nuestro país se enraizó con enorme fuerza. Entonces estaban al frente del PVP los compañeros Arnoldo Ferreto, Carlos Luis Fallas y Rodolfo Guzmán. La fuerza de sus convicciones revolucionarias logró inspirar la lucha en aquellos momentos difíciles. Ellos eran nuestra guía certera y convincente. Se reorganizaron los sindicatos, y los jóvenes nos constituimos en un pequeño pero aguerrido destacamento de lucha.  Cumplíamos tareas legales e ilegales según las necesidades de aquel momento.

La familia Zúñiga Aguilar eran ramas de un poderoso árbol, frondoso y poderoso el tronco, José María Aguilar Brenes y siempre florecido por la presencia de doña Sofía Aguilar Chinchilla.

Don Chema era católico practicante y militante comunista. Discutía con los curas y enviaba cartas a Monseñor Sanabria.

Creo que Bernardo era el menor de los hijos, pero en ese hogar nacieron también José María y Mario y sus inolvidables hermanas, Sofía y Mary.  

Chema, es decir José María, fue un militante de base disciplinado y cumplidor. Compañero de mi esposa Pilar, cuando militaban en la misma célula, en San Pedro de Montes de Oca. Su tarea era visitar los barrios casa a casa, siempre llevando el mensaje del Partido. Las primeras en vender el periódico abiertamente fueron precisamente los militantes de esa célula, Chema, Pilar y Felipa Mena.

Mario Zúñiga es una de los más distinguidos militantes comunistas. Hasta el último de los días se mantuvo firme en sus convicciones. No podré olvidar que lo visité pocos días antes de su muerte y me saludó levantando el puño, como solemos hacerlo los comunistas cuando cantamos “LA INTERNACIONAL”.

Mario encabezó la toma de tierras en lo que hoy es Chacarita, en Puntarenas. Por esa lucha estuvo en la cárcel acusado del delito de incendio. Durante varios años fue el dirigente principal del partido en la ciudad de Puntarenas.

Fue también un dirigente nacional del movimiento de Juntas Progresistas, que tenía su sede en el segundo piso del Mercado Central en San José.

En diferentes momentos de la compleja actividad del PVP tanto Mario como Bernardo manejaron las finanzas del partido. Entonces las finanzas fueron manejadas con pulcritud y extrema disciplina. Desgraciadamente no siempre fue así.

Bernardo estuvo en los diversos frentes de la lucha de entonces.

Alguna vez a algún historiador podrá recoger los detalles de la lucha por la paz que desplegábamos entonces los comunistas. Por participar en estas campañas algunos profesores perdieron su trabajo y hubo no pocos presos por cortos periodos.

Al frente de la lucha por la paz estaban un grupo de mujeres talentosas, generosas y valientes. Luisa González, Emilia Prieto, doña María Alfaro eran el estímulo principal de esta noble lucha, a la que se sumaron muchos otros compañeros y compañeras.

Bernardo y otros compañeros organizaron una marcha de jóvenes, a pie, desde Puntarenas a San José. El propósito era divulgar las ideas del movimiento de defensa de la paz. La tarea se cumplió.

Nuestra organización juvenil también logró realizar un festival de jóvenes, allá por 1955. Aquello que parecía imposible se hizo realidad gracias a la colaboración de don Abel Rodríguez y el escritor Fabián Dobles.

Fabián fue un gran camarada y también Cecilia, su compañera. A don Abel no es tan conocido y por eso su biografía es una deuda pendiente.  Era un campesino con un extraordinario talento, en todo lo que hacía mostraba su singular inteligencia. Era consultado por los estudiados para resolver problemas veterinarios y, también tenía también una habilidad singular para resolver problemas óseos en los humanos.

Fui testigo presencial de los talentos de don Abel, que así llamábamos al camarada Abel Rodríguez.

Ahí estábamos los jóvenes comunistas. Trabajamos arduamente. Logramos abrir un local propio en San José, organizamos escuelas y estuvimos siempre al lado de nuestros camaradas mayores y atendimos sus orientaciones políticas. En la lucha y en la organización de la JVC sobresalieron los compañeros Adolfo García Barberena, caído en combate durante la lucha guerrillera del Frente Sandinista de Liberación Nacional, el de voluntad gigante, Gilberto Sánchez Vargas y el más abnegado, Bernardo Zúñiga. Estuve siempre con ellos.

Los recuerdo a todos con profundo respeto. Murieron todos, pero estoy seguros que revivirán rodeados del respeto que merecen los que no deben ser olvidados. Llegarán horas mejores para el pueblo trabajador y será también la hora de sus héroes.

Todos éramos un equipo de gente humilde y valiente, gracias la fuerza de las convicciones JVC creció y se fortaleció.

García murió como un héroe en el mismo suelo en que nació, Nicaragua.

Sánchez estuvo mucho tiempo dirigiendo el PVP en Limón

Bernardo Zúñiga entregó su esfuerzo a la organización sindical y especialmente en las organizaciones campesinas.  

Me correspondió a mí trabajar en diversas tareas en las filas del Partido. En dos ocasiones fui electo diputado y debí cumplir las más diversas tareas.

El Partido Vanguardia Popular fue considerado por muchas personas un “partido fundador de pueblos”. Ese nombre hace justicia a la gloriosa historia del partido de los comunistas. Pero los constructores de esa historia fueron principalmente los dirigentes de los campesinos; muchos campesinos lucharon valientemente por una parcela y lograron así fundar pueblos enteros.

El mérito principal de esa lucha y de esos logros corresponde a los camaradas Gonzalo Sierra Cantillo, Bernardo Zúñiga Aguilar y Rodrigo Ureña Quirós.

Bernardo fue siempre mi amigo. En los últimos años muy pocas veces conversamos. Sabía que tenía graves problemas de salud.

La distancia no borró mi estimación, mi cariño y mi respeto. Guardo en mi memoria la vida de un gran luchador, merecedor de gratitud por sus luchas, por sus trabajos y por su amistad.

Bernardo fue mi amigo y también de mi esposa Pilar y de mis hijos.

Desde muy joven y hasta donde quiso, fue un comunista, fuerte, inteligente, sencillo y generoso.

Le rindo mi homenaje a su memoria, con dolor porque se fue, pero feliz por haberlo conocido cuando fue un militante aguerrido y disciplinado.

A nombre de Vanguardia Popular le decimos a sus familiares, a sus amigos y todos los que lo querían que lamentamos profundamente su deceso.

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