Los gobernantes de Estados Unidos y los gobiernos cómplices cometen el delito de genocidio, es imprescindible ponerle fin a este crimen
Por: Humberto Vargas Carbonell
Desde esta parcela de nuestra América no tenemos posibilidades de gestionar una campaña que abarque el mundo entero en la lucha contra el delito genocidio. Pero si muchos trabajáramos en ese propósito abriríamos la posibilidad de tener éxito.
Me refiero a las mal llamadas “sanciones” que dispara el imperialismo yanqui como si fueran armas arrojadizas contra los pueblos que luchan por su independencia y por la autodeterminación.
Nos parece que es necesario luchar contra el uso del término “sanción” puesto que su sentido indica que se ha cometido una falta o un delito. Resulta que los “sancionados” no han cometido ninguna infracción; todos están haciendo uso de la voluntad del pueblo y del derecho al trato igual que prescribe la Carta de las Naciones Unidas para el todos los Estados. ¿Quién merece una sanción? Obviamente los imperialistas yanquis.
Hace unos minutos presencie la llegada de un gigantesco avión ruso a Estados Unidos con ayuda para la lucha contra pandemia del covid-19. Mientras este avión tocaba tierra las “malditas sanciones” imperiales impedían que llegara a Cuba un avión fletado por voluntarios chinos con una contribución de implementos necesarios para la lucha contra la pandemia. Por otra parte, los mismos imperialistas en esta hora difíciles le ponen precio a la vida del Presidente legítimos y único de la República Bolivariana de Venezuela, compañero Nicolás Maduro Moros y a otros dirigentes de Revolución Bolivariana.
Estas actitudes configuran instigación al homicidio y el delito de genocidio. La Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio fue adoptada el 9 de diciembre de 1948 y entró en vigor el 12 de enero de 1951.
El artículo 1 dice: Las partes contratantes confirman que el genocidio, ya sea cometido en tiempos de paz o en tiempos de guerra, es un delito de derecho internacional que ellas se comprometen a prevenir y sancionar.
Artículo 2: En la presente convención, se entiende por genocidio cualquiera de los actos mencionados a continuación, perpetrados con la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso, como tal:
a) Matanza de miembros del grupo;
b) Lesión grave a la integridad física o mental de los miembros del grupo;
c) Sometimiento intencional del grupo a condiciones de existencia que hayan de acarrear su destrucción física, total o parcial;
d) Medidas destinadas a impedir los nacimientos en el seno del grupo;
e) Traslado por fuerza de niños del grupo a otro grupo.
Artículo 3: Serán castigados los actos siguientes:
a) El genocidio;
b) La asociación para cometer genocidio;
c) La instigación directa y pública a cometer genocidio;
d) La tentativa de genocidio;
e) La complicidad en el genocidio.
Todas las figuras del genocidio y los actos derivados, en relación con las nacionalidades cubana y la venezolana han sido cometidos por los personeros del Gobierno de los Estados Unidos, asi como por todos los personeros de gobiernos que contribuyan con su acción u omisión a que estos actos se cometan.
Cuando en este momento de la realidad del mundo, creado por una pandemia, impedir que un Estado, una empresa o grupo de individuos puedan prestar ayuda a un grupo humano en peligro de ser víctima de una enfermedad que puede ser mortal, tipifica con absoluta claridad el delito de genocidio. Más de cincuenta años de bloqueo contra Cuba es evidentemente un genocidio atribuible a los gobernantes de los Estados Unidos y sus cómplices. Privar a los nacionales de Venezuela de los servicios de agua y electricidad, impedirle comprar medicamentos imprescindibles para evitar enfermedades mortales es un caso de genocidio, los mismo ocurre si se les impide recibir ayuda en alimentos o medicamente imprescindibles para conservar la vida y en muchos otros casos.
Los cierto es el Gobierno de los Estados Unidos y los Gobiernos cómplices pueden y deben ser juzgados y condenados por los delitos de genocidio y por asociación para cometer homicidio.
La Naciones Unidas no hacen nada, porque ahí están los cómplices.
Ante los ojos del mundo se están cometiendo gravísimos delitos contra la vida, ya tipificados como genocidio, en sus diversas figuras.
Invito a los especialistas en derecho penal y humanitario a preparar una acusación formal, al pie de la cual se puedan recoger miles de firmas, en el mundo entero, con el propósito de poner coto a los graves crímenes que se están cometiendo contra los pueblos de América Latina y contra muchos otros lugares del mundo.