Bachelet convierte a la ONU en cómplice del fascismo yanqui

El pueblo venezolano está luchando por su autodeterminación, los hijos de Bolívar no se rinden pero necesitan nuestra solidaridad

 

Por: Humberto Vargas Carbonell

¡Y pensar que durante muchos años la humanidad puso su esperanza de vivir en un mundo de paz con la creación de las Naciones Unidas!

Lamentablemente esa esperanza ya hoy carece de sustento. Así lo han querido el gobierno imperialista de los Estados Unidos, sus socios europeos y los sirvientes cómplices, diseminados en todas las latitudes del orbe.

Parece necesario, de una manera simple y escueta, señalar al verdadero responsable de las complicaciones, dificultades y carencias que tienen que afrontar todos los pueblos del mundo, amenazados, no solamente por la sobreexplotación de los trabajadores, por la pobreza  y la desocupación, que son hermanas siamesas y por el gravísimo riesgo de una guerra que podría acabar con la vida en este mundo.

El culpable principal es el imperialismo y, su especial promotor, la oligarquía monopolista de los Estados Unidos. Los demás marchan detrás como si fueran una camada de ocas.

El jefe imperial de este momento, Trump, dispara sanciones como si se tratara de un juego de pólvora, condena a los que luchan por su independencia y ordena a los  dóciles a seguir sus pasos, eso sí, sin voluntad propia y, obviamente, sin respeto a la voluntad de sus pueblos.

Buen ejemplo de lo que decimos es el llamado “Grupo de Lima”. Este cartel de la sumisión desvergonzada y, a su lado, la desprestigiada OEA, se han convertido en un odioso flanco  de la guerra brutal contra los pueblos de Cuba, Venezuela, Nicaragua y Bolivia.

En otras regiones del mundo reparten además de sanciones acciones guerra, no olvidar los últimos acontecimientos en Yugoeslavia, Afganistán, Siria, Irak, Libia, el pueblo palestino agredido por el sionismo  y muchos otros; la complicidad con el gobierno asesino de Arabia Saudita… Imposible enumerar todas las iniquidades yanquis en los últimos setenta años, dejando de lado, pero sin olvido, el robo de tierras ajenas y soberanas, los golpes de Estado, los asesinatos selectivos y las imposiciones en el orden económico y político.

Estados Unidos, sus oligarcas y sus políticos con poder, son la peste de la humanidad. Es la peste bubónica rediviva.

Pensemos en un ejemplo reciente. La dos veces presidenta de Chile, Michel Bachelet, ahora responsable de la Comisión de los Derechos Humanos de la ONU, hace unos pocos días, en razón de su cargo,  visitó Venezuela. Hablo con quien quiso y en razón de su cargo escribió un informe para la organización que representa.

La primera observación. No cabe duda que mientras ella estaba en sus aparentes funciones, otros, posiblemente Bolton o Abrams, redactaban su informe.  Lo decimos, muy en serio, porque parece una mentira o un acto esquizofrénico, que se pueda hacer un análisis de la situación del pueblo de Venezuela y no mencionar siquiera la agresión  yanqui.
Los gringos han roto todas las normas del derecho internacional y también de la ética en su ataque contra el pueblo venezolano. En Venezuela está en marcha un genocidio, de otra manera no puede explicarse un acto en que se le priva de la electricidad y del agua.

Pues si ese es el carácter de los actos de los yanquis, que maliciosamente ignora la funcionaria de la ONU entonces,  Bachelet es coautora de los graves delitos cometidos contra todos los venezolanos.

Si esta señora es incondicional de la política yanqui no está calificada para ocupar ningún puesto en la ONU.

El régimen de Trump, es decir de los yanquis, es fascista. Y sus cómplices también lo son o llevan ese camino.

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