Libertad sindical es un Derecho Humano y el ataque de UCCAEP contra ANEP es visceral
Por: Martín Rodríguez Espinoza
La Constitución y las leyes laborales establecen la libertad de asociación y permiten que los trabajadores se unan para formar sindicatos. Este derecho está reglamentado por el Código de Trabajo. que reconoce el derecho de los trabajadores a formar sindicatos, a establecer convenciones colectivas y el Derecho a la Huelga. De la misma forma la Declaración Universal de Derechos Humanos garantiza ese derecho.
En cuanto a la Organización Internacional del Trabajo, OIT, Costa Rica ha ratificado 50 convenios en materia laboral, entre los cuales se encuentran los Convenios 87, 98 y 135, los cuales garantizan la Libertad Sindical y de Negociación Colectiva, en otros.
No cabe duda de que el exabrupto de la Cámara de empresarios de Costa Rica, cuando pide la disolución del Sindicato ANEP, responde a la prepotencia característica de una oligarquía dispuesta a acabar con cualquier derecho de la clase trabajadora y el pueblo costarricense. Su afán de lucro los lleva no solo a evadir y eludir impuestos, a obtener odiosos privilegios de exoneraciones de impuestos, amnistías tributarias y millonarios contratos por medio de la Ley de Concesiones, si no que buscan explotar al máximo las posibilidades de destruir la organización de los trabajadores.
Creo que un ataque visceral como el que tiene la oligarquía corrupta y parasitaria contra todas las organizaciones sindicales y sociales en general, por ser un obstáculo a sus intenciones de privatizarlo y destruir todo, es una demostración del odio que expresan al pueblo costarricense. Pero es que además se equivocan, tienen muy limitadas referencias si creen que es ANEP la que organiza todo el Movimiento Sindical y todas las acciones que la clase trabajadora realiza, al contrario son mucho más amplios y variadas las organizaciones sindicales, sociales y políticas las que intervienen en acontecimientos como los que vivimos hoy. Acontecimientos que provienen de la indignación por el alto grado de corrupción político empresarial, por la privatización de empresas e instituciones del Estado, por el desempleo, la pobreza, la miseria a la que son sometidas miles y miles de familias, la bancarrota a la que han llevado a miles de micro y pequeños empresarios, productores, campesinos; la falta de vivienda digna, el deterioro provocado a la educación y la salud públicas. La indignación de un pueblo por los miles de millones que saquean de las arcas del Estado, los chorizos y el narcotráfico que financia partidos y candidaturas políticas. Son muchas las razones y muchas más las organizaciones sociales las que participan, se organizan y luchan.
Tengo muchas diferencias con el estilo, los objetivos y la forma en que la dirigencia sindical de ANEP trabaja, no los comparto y creo que en algunos casos le hace daño al sindicalismo, pero recordemos que ANEP no es una persona, pienso en los afiliados y afiliadas, trabajadoras y trabajadoras humildes de sus bases. Pienso en la organización, en el sindicato y el derecho a la libertad sindical, pienso en el derecho a la libre expresión, manifestación, protesta y el derecho a huelga de la clase trabajadora y su legitimidad de defender no solo mejores condiciones económicas y laborales, sino también mejores condiciones de vida.
Una ataque semejante, pese a esas diferencias, no lo puede permitir el Movimiento Sindical Costarricense, es una ataque a toda organización sindical, es una demostración real, veraz y contundente más, de la lucha de clases, de la dictadura de los ricos contra los pobres, contra el pueblo.
Cuando el odio a la clase trabajadora y al pueblo costarricense es casi materia obligatoria y requisito indispensable para engrosar las filas de lacayos de la oligarquía, tenemos como respuesta el sistemático ataque, desde todos los frentes, contra el Movimiento Sindical. Ataque que no es nuevo, desde 1948 se viene imponiendo una estrategia cotidiana de ataque a mansalva contra el Movimiento Sindical.
No es de ignorar o marginar la crítica a algunas direcciones sindicales que fallan, cometen errores, algunas se entregan a la patronal, se venden, no estudian, no analizan, no proponen, no organizan, tienen una visión gremialista limitada o se quedan por muchas décadas en la cúpula. O de dirigencias honestas, trabajadoras, estudiosas, que proponen, que organizan y que anteponen los derechos de la clase trabajadora y del pueblo costarricense a la vanidad personal o al modus vivendi, que tienen una visión de país y también luchan por ese país de igualdad, justicia, libertad.
Mucho menos se puede ocultar que el sindicato es la mejor forma de organización de la clase trabajadora para mejorar condiciones laborales y económicas, defenderse del acoso laboral y sexual, proteger la institucionalidad pública y los servicios que benefician al pueblo, que son el escudo contra la destrucción y privatización de esos servicios.
En este ataque contra la ANEP estaré siempre en defensa del sindicato, de la clase trabajadora organizada, de eso no tengo duda.
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Fuentes de consulta sobre Libertad Sindical:
– Art. 25 y 60 de la Constitución Política de la República de Costa Rica de 1949, última enmienda de 2011; Art. 339-344 del Código del Trabajo, del 27 de agosto de 1943, con última enmienda de 2016.
– Art. 62 de la Constitución Política de la República de Costa Rica de 1949, última enmienda de 2011; Art. 54-60 del Código del Trabajo, del 27 de agosto de 1943, con última enmienda de 2016; Decreto Nº 36157-MTSS
– Art. 61 de la Constitución Política de la República de Costa Rica de 1949, última enmienda de 2011; Art. 371-391 del Código del Trabajo, del 27 de agosto de 1943, con última enmienda de 2016; Decreto N° 143 de 8 de octubre de 2015; Decreto Ejecutivo 38767-MP-MTSS-MJP denominado Reglamento al Artículo 375 del Código de Trabajo
– Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948, Convenio sobre la libertad sindical y la protección del derecho de sindicación, 1948 (n° 87)
– Código de Trabajo de Costa Rica
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