«Pareciera que ya somos inquilinos y que se nos cobra un alto arrendamiento por vivir en el país donde nacimos»

Por: Humberto Vargas Carbonell

La protesta nacional contra la política del gobierno de unidad PAC-PLN-PUSC tiene raíces muy profundas, tan profundas como el resentimiento de los trabajadores y de todo el pueblo, provocado, no solamente por el último peldaño oficial, sino por todos los gobiernos neoliberales que lo antecedieron.

No se puede olvidar que Oscar Arias ofreció a los motociclistas que después de la aprobación del TLC serían dueño de una “BMW”.

Los gobiernos del PLN impusieron los Programas de Ajuste Estructural convenidos con el Fondo Monetario Internacional.

Ante  los programas del neoliberalismo, los partidos oligárquicos y las cámaras patronales se persignaron y saludaron con vergonzosas genuflexiones.

Así que aquí solo los luchadores tienen razón y también la tuvieron los huelguistas que se opusieron al combo fiscal. Ellos propusieron iniciativas muy razonables que pudieron ser discutidas seriamente.
Pero privó la pedantería del gobierno, las ínfulas de los diputados y la descocada Sala IV. Se colocaron en cimas muy altas pero sin piso y ahora les llegó la hora del batacazo.

La recesión económica tiene su generador en la caída de la demanda solvente, todos los asalariados, los campesinos y los trabajadores informales son cada día más pobres. La enfermedad social más grave es la desocupación y es ahora un fantasma que recorre todos los caminos de la patria. Los campesinos pequeños y medios están al borde la ruina, obviamente, los que todavía no se han arruinado.

El pequeño comercio tico – nuestras queridas pulperías – está prácticamente desaparecido.

La pesca en nuestros mares se convirtió en un privilegio para los monopolios extranjeros y en miseria para los nuestros.

Los campesinos necesitan la ampliación de sus mercados y con ello la prohibición de importación de productos alimenticios que se producen en el país, salvo en los casos de inopia comprobada.

Los estudiantes requieren que la educación se reforme sustancialmente, se dignifique a los maestros y profesores y además se mejore la planta física de escuelas y colegios.

Necesitamos alimentar las raíces del árbol nacional, eso es el patriotismo.

Necesitamos no olvidar nunca las enseñanzas de nuestro LIBERTADOR, Juan Rafael Mora Porras: “EL PUEBLO QUE NO CUIDA LO QUE TIENE TERMINA SIENDO INQUILINO EN SU PROPIO PAÍS”.

A veces pareciera que ya somos inquilinos y que se nos cobra un alto arrendamiento por vivir en el país donde nacimos.

Pero nunca es tarde para la lucha patriótica y para la lucha por la justicia social.

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