¿Carlos Alvarado espera órdenes para manifestarse contra la dictadura en Honduras?
Por: Martín Rodríguez Espinoza
Mientras en Honduras, donde sí hay una dictadura producto de un golpe de Estado perpetrado contra el Presidente electo Manuel Zelaya, y donde los asesinatos de jóvenes estudiantes y dirigentes sociales se cuentan por miles, el presidente de Costa Rica, Carlos Alvarado y el Cártel de Lima guardan silencio.
Tal parece que esperan órdenes de la embajada de Estados Unidos para manifestarse, aunque sea superficialmente.
Según datos del Observatorio de la Violencia de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) dan cuenta de que 21 mil estudiantes han sido asesinados en Honduras en los últimos siete años, la mayoría de ellos de instituciones de secundaria, el golpe de Estado fue el 28 de junio de 2009, y el gobierno de Oscar Arias Sánchez (PLN) “colaboró” con los Estados Unidos y la oligarquía hondureña.
Hasta el primer trimestre de este año se habían cometido seis muertes diarias en promedio, haciendo unas tres mil muertes por año, según el Observatorio.
Los intereses guerreristas de Estados Unidos se encuentran íntimamente ligados a lo que acontece en Honduras, de donde salieron cientos de miles de hondureños para ir hacia esa nación norteamericana y huir de la muerte en su país.
Además la llegada de más tropas de Estados Unidos e Israel a territorio hondureño presagia vientos de guerra en el área que afectará directamente a Costa Rica. Intuimos que lo que en realidad se esconde tras la anunciada presencia de militares israelitas que llegarán a Honduras es la preparación de un escenario para la agresión contra Venezuela por parte de Estados Unidos, además de aparentar ante China y Rusia un supuesto fortalecimiento en la región al que considera “su patio trasero”.
Costa Rica, que en otras oportunidades ha jugado, aunque sea formalmente, un papel mediador en busca la paz, hoy es lo contrario y con absoluto descaro, violentando los principios pacifistas de este pueblo, no solo forma parte de un Cártel de Lima para llevar la guerra y la muerte a pueblos hermanos, sino que además colabora con la desestabilización del área, manteniendo grupos contrarrevolucionarios para agredir a Nicaragua, recibiendo helicópteros de guerra y los soldados yanquis para operarlos, así como servir de peón en el reconocimiento de un autoproclamado que no representa a su pueblo.
Hoy el pueblo hondureño se ha lanzado a las calles a exigir, con toda justicia, que el despótico gobierno de Juan Orlando Hernández caiga y se restablezca una incipiente democracia que recién en 1982 venía recuperándose de la dictadura militar.
La respuesta represiva del régimen hondureño contra las multitudinarias manifestaciones ciudadanas que se han realizado en Honduras desde el mes de abril, producto del descontento social por la discusión de propuestas de reforma que afectan a los sectores de salud y educación, el Centro por la Justicia y el Derecho Internacional (CEJIL) ha expresado que, “una vez más, el gobierno de Honduras acude al uso desproporcionado de la fuerza y a medidas represivas para controlar y desarticular la protesta social.”
Condenamos la agresión y la violencia del régimen de Juan Orlando Hernández de la que está siendo víctima el pueblo hondureño, misma que no es visibilizada por los grandes medios de comunicación nacionales e internacionales, demostrando una vez más que estos siguen al pie de la letra lo que al imperio norteamericano y sus dueños indican.
Hacemos un llamado a todas las organizaciones sociales y al pueblo de Costa Rica a hacer efectivo su histórico legado por la paz, a llamar a la paz y la no intervención en los asuntos internos de las naciones y contra la guerra.
Toda acción militar en el mundo, pero con mucho más razón en nuestra zona mesoamericana, nos afectará directamente y en las peores formas.
Es el momento de hacer una llamado a marcha por la paz y contra la guerra, exigir al gobierno la salida del Cártel de Lima y asumir un papel mediador y pacifista en el área.
¡No a la guerra!
¡Sí a la paz!
¡No más agresión guerrerista!
¡Respeto a la libre autodeterminación de los pueblos!