Se corrieron los velos de la corrupción de los grandes empresarios

Ante los ojos del pueblo sus enemigos de siempre. Fuera la partidocracia corrupta.

 

Por: Humberto Vargas Carbonell

La larga lista de grandes empresas que eluden el pago de  impuestos es la comprobación absoluta de la corrupción imperante en la administración pública. Se sabe ahora lo que ha ocurrido durante decenios. Y estos que eluden el pago de sus impuestos son precisamente los que fijan las orientaciones principales de los gobiernos burgueses. Son el gobierno real, al que llamamos “gobierno fáctico”. Son los que financian las campañas electorales y los ponen diputados, jueces y magistrados electorales.

¿Podrá La Nación tragarse sus mentiras y falacias contra los trabajadores en huelga y con ella Canal 7 y otros medios?

Es la evidencia de la corrupción de los gobiernos de la partidocracia…PLN, PUSC y PAC.

La desvergüenza de los gobernantes no debe avergonzar a los ciudadanos honestos, debe llenarlos de indignación. Indignación contra los ladrones de lo que habria de pertenecer a todos, los impuestos y decisión de que nunca más gobernarán a los que se ganan la vida con el sudor de su frente.

Pensemos en una figura bien conocida por su injusticia: cárcel para el que se roba una latilla de atún; reconocimiento y honores para los que esconden sus ganancias. Esta figura enseña la bestialidad de la explotación capitalista.

A los que usan la Constitución contra la lucha popular, blandiéndola como una espada vengadora, se les olvidó el texto del artículo 18 que dice: “Los costarricenses deben observar la Constitución y las leyes, servir a la patria, defenderla y contribuir para los gastos públicos”. Los ricachones, dueños del Gobierno, cuando no les sirve, pisotean la Constitución (incluyendo a los Magistrados de la Sala IV), traicionan a la patria cuando la entregan a monopolios extranjeros y cuando comprometen la soberanía nacional ante los imperialistas y, como si fuera poco, también cuando incumplen el deber de contribuir para los gastos públicos.

Es increíble: no contribuyen para los gastos públicos y los corruptos, muy campantes, se roban lo que pagan los empresarios medios y pequeños y el grueso del pueblo trabajador.

Ante tal panorama se hace evidente que el proyecto 20.580 no solo era injusto y sino que era, además, la cobertura de la ignominiosa conducta del gobierno y los suyos, que se guardaron  secretos  ahora conocidos por todo el pueblo. ¿Qué  hizo el PAC que se comprometió a luchar contra la corrupción? Absolutamente nada, más bien se lanzó a nadar en las mismas aguas sucias. No tienen escapatoria, son parte de la misma corrupción que dijeron combatir. No pasaron más allá del conocido “llamaron de petate”, incluyendo, por supuesto a su fundador.

Lo que antes era un secreto salió a la luz, iluminado por los luchadores sociales, en primer lugar los valientes huelguistas que no se rindieron ante las amenazas ni ante los insultos de los que ahora están en la picota.

Todos los pobres, las víctimas de la explotación de la oligarquía, deben agradecer a la huelga, a todos los que la acompañaron, que se haya corrido el grueso telón tras el que se ocultaban los actos más sucios de corrupción imperante.

Se acabó la partidocracia corrupta, las nuevas campanas anuncian la hora del pueblo.

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