Ante los tranques de la muerte el gobierno y el pueblo de Sandino responden, ¡Nicaragua quiere paz!
Los Foros de Paz y Solidaridad efectuados en Nicaragua en setiembre y octubre, reflejan la voluntad del pueblo y su gobierno de combatir los hechos de violencia y caos ocurridos durante el golpe fallido en el periodo comprendido entre abril y mediados de julio; mediante la reactivación de un proceso de diálogo, organización y participación ciudadana orientado hacia la construcción de la paz y la reconciliación nacional no de forma temporal, sino como una forma de convivencia permanente.
Por: Ana Isabel Robles
Entre los hechos vandálicos y criminales que causaron mayor daño en términos económicos y sociales se incluyen asesinatos, tranques, destrucción de infraestructura vial, saqueo y quema de centros de salud, de educación, edificios patrimoniales, oficinas gubernamentales, saqueo y quema de casas. . Tales acciones lamentables tanto por la pérdida de vidas como por los daños materiales, fueron protagonizadas principalmente por un núcleo de estudiantes de universidades privadas, un grupo reducido de exmilitares golpistas que habían abandonado las filas del sandinismo y el denominado Movimiento de Renovación Sandinista. Estos además del apoyo financiero que recibieron del exterior, también tuvieron el apoyo de un sector empresarial y de algunos miembros de la alta jerarquía de la iglesia católica.
También hay que destacar el rol protagónico de medios de comunicación como el diario “La Prensa” de Managua, secundado por el canal de televisión “100% Noticias” que desarrollaron una campaña contra el diálogo y divulgaban una versión distorsionada de los hechos. De igual forma la prensa internacional y otros medios de comunicación masiva trasmitían información parcializada que favorecía a los responsables de los actos violentos omitiendo a la vez información que no permitía visualizar la magnitud de los daños causados.
Entre las repercusiones económicas y sociales se destaca la pérdida de más de 150.000 empleos, más de 1.500 negocios del programa de emprendedurismo para jóvenes y cuantiosos daños materiales cuyas pérdidas se estiman en más 1.200 millones de dólares. A continuación se hace una síntesis de las acciones más violentas y consideradas relevantes por su impacto en la economía y sociedad nicaragüense.
Los denominados tranques de la muerte conformada por grupos armados en vías principales y sitios estratégicos, impidieron el paso de personas, ambulancias, bomberos, transporte público y el transporte de mercancías y productos agrícolas. Entre los resultados más lamentables de estos tranques y otras acciones delictivas figuran 197 personas fallecidas, de las cuales 22 eran policías que primero fueron torturados, además 30 agentes de la policía secuestrados y un total de más de 300 personas lesionadas. Muchas fueron agredidas al intentar pasar los tranques para llegar a sus trabajos y otros cuando intentaron pasar para abastecerse de alimentos. En este contexto de violencia también quemaron dos ambulancias, unidades de transporte público y de policía.
Otros daños causados por los golpistas es la destrucción de infraestructura vial incluido dos puentes. Más de 250 edificios fueron quemados, entre éstos hay centros de salud, educativos, culturales y oficinas municipales. Entre los edificios históricos saqueados y quemados están: la Alcaldía de Granada. En León fueron saqueadas y quemados seis, entre éstos las instalaciones del Centro Universitario Tecnológico, la cede de la organización Mi Familia y dos estaciones de policía. En Masaya saquearon y quemaron varios edificios patrimoniales, entre éstos la Alcaldía, la Casa Nacional de la Cultura, murales artísticos y el antiguo Mercado Municipal. También en Managua y otras ciudades fueron saqueadas e incendiadas varias casas de militantes y simpatizantes sandinistas.
Detrás del fallido golpe respaldado por sectores minoritarios pero con mucho poder económico e influencia política, hay una intencionalidad de socavar el modelo de desarrollo socio-económico promovido por el gobierno sandinista. El mejoramiento de los índices de desarrollo humano se refleja en los logros obtenidos por ejemplo, en las áreas de seguridad social, educación, cultura e infraestructura vial y eléctrica. Así como un crecimiento económico sostenido en la última década alrededor de un 5.1%; reducción de la pobreza en un 24% mediante la ejecución de diversos programas sociales (datos del Banco Mundial de 2017); reducción en un 48% los homicidios que se traduce en una mejoría sustancial de la seguridad pública. El crecimiento económico fue posible entre otros factores, por la incorporación de nuevos agentes, incentivos al campo e importantes inversiones en infraestructura vial y electricidad. También la ejecución de una política tributaria progresiva con más impuestos a los que tienen mayores ingresos, lo cual afectaba principalmente al sector empresarial.
Con este contexto socio-económico de referencia se va configurando una estrategia de desestabilización política que se concreta mediante un plan golpista estructurado de manera que condujera a crear un ambiente de terror, de inseguridad e ingobernabilidad, cuyo objetivo final era forzar la salida del presidente constitucional Daniel Ortega Saavedra. Consecuentemente instaurar un gobierno identificado con los intereses de la élite que ostenta mayor poder económico; lo cual conduciría posiblemente al establecimiento de un modelo de desarrollo que no daría continuidad a los diversos programas sociales que benefician a la población de menores recursos; asimismo serían afectados programas de seguridad social, educación, cultura, seguridad pública y otras áreas complementarias que han contribuido al logro de una distribución más equitativa de la riqueza y a mejorar la calidad de vida de la población nicaragüense.
El desenlace fue el fracaso del golpe, actualmente Managua y el resto de las ciudades han retornado a la normalidad, los focos de violencia han sido controlados. Esto ha sido posible porque hay la voluntad de un gobierno y de un pueblo heroico y solidario, que fue capaz de enfrentar a los golpistas, y que estuvo dispuesto a reconstruir y no dejarse vencer por las adversidades; pero también consciente de la importancia de mantenerse vigilante y de fortalecer las estructuras organizativas de base como un pilar fundamental para mantener la paz.