Las elecciones pasan, y los problemas que sufren los trabajadores urbanos y los campesinos se quedan y se agravan
Es la hora de la unidad popular valiente y combativa. No hay nada que esperar de los explotadores en el gobierno. La lucha por la justicia social está en la calle y en los campos
Los resultados de las elecciones del 4 febrero dejaron un resultado nefasto para el pueblo trabajador y para todos los ticos humanistas y progresistas; humanistas todos los que no admiten ninguna forma de discriminación y progresistas aquellos que tienen en la mira la necesidad de un viraje para el desarrollo de la justicia social y para la recuperación del derecho a la autodeterminación.
Los partidos que se acercaban a estos propósitos no buscaron nunca la unidad con otras organizaciones políticas de izquierda, movidos especialmente por su tendencia al exclusivismo ideológico y político y por su evidente incapacidad para organizar a las masas populares. Nos referimos al Frente Amplio y al Partido de los Trabajadores. Aunque parezca que los colgamos en la misma percha, en realidad son muy distintos. El eje principal de la actividad oficial del Frente Amplio fue siempre la búsqueda, a ciegas, de un partido de la burguesía que los convirtiera en su ala izquierda y, el Partido de los Trabajadores, orientado por cierto sectarismo mesiánico que los aleja de cualquier posibilidad de unidad con otras fuerzas políticas.
En estas elecciones se puso de manifiesto de manera clarísima el carácter esencialmente antidemocrático de los procesos electorales, este es el resultado de un diseño cuidadoso que garantiza que la renovación del poder a una clase dominante, la oligarquía, sometida a los intereses del imperialismo. Este dominio clasista lo detentan gracias a procesos electorales, disfrazados de “democracia”, pero que en realidad son la imposición de los intereses de la burguesía sobre la población trabajadora. Al tiempo que se impone un poder formal se consolida un poder fáctico que es el poder real.
Los instrumentos fundamentales del poder electoral son: a) El modelo de financiamiento b) la sustitución de la propaganda política por el llamado “marketing político”, vale decir que la propaganda política ha sido sustituida por los modelos de publicidad mercantil y c) la sustitución de la razón por las emociones, esto hace que a los candidatos les sirve mejor una mueca que una idea. Ahora las campañas se hacen por la televisión y los periódicos, en los conocidos debates deben expresar su pensamiento en discursos de 60 segundos. Se terminaron las reuniones directas, el candidato frente a los electores por segundos en la televisión. En los procesos electorales cuentan siempre con la posibilidad de un fraude, como ocurrió en el referéndum sobre el Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos. A menudo, cuando no les complacen los resultados de los procesos electorales recurren al golpe de Estado como ha ocurrido en muchos países y recientemente en Honduras, o a la acción violenta e infame del imperialismo de los Estados Unidos, como ocurre en este momento en Venezuela.
En este momento enfrentamos la llamada “segunda ronda” y llegamos entrampados, caminando por un atolladero político sin salida, con dos candidatos igualmente incapaces de dar solución a los grandes problemas que sufren las mayorías explotadas, discriminadas y ofendidas.
Ambos, con lenguajes diferentes, son igualmente neoliberales, soldados de las huestes oligárquicas y por esa vía sirvientes del imperialismo. Ni un gesto de dignidad nacional, ni una palabra sobre la reivindicación de la soberanía nacional. Casi enloquecidos buscan el apoyo de los enemigos históricos del pueblo costarricense. Ambos son neoliberales, igualmente serviles de los grandes ricos y de los monopolios imperiales. Su mayor más evidente aspiración es conquistar la Presidencia de la República y ser capitanes de las huestes oligárquicas.
El señor Alvarado nos anuncia cuatro años más del PAC que terminó convertido en una brutal traición a las esperanzas populares. Se esfumaron las promesas, se amplió el campo de batalla contra los intereses populares y la corrupción siguió marchando sin freno y por una vía pareja.
¿De qué sirvieron los cuatro años de Solís Rivera en la Presidencia? Para los ricos, que no cesan de quejarse, fue un paraíso; para los pobres un infierno, coronado con la ley fiscal de los últimos días. Carlos Alvarado no representa nada nuevo, es el mismo neoliberal, con el mismo talante entreguista y explotador que el Presidente y de su mentor Otón Solís Fallas.
El caso del otro candidato, Fabricio Alvarado, es novedoso y singular, puesto que se montó en una discusión sobre cuestiones relacionadas con el sexo para ocupar una posición de privilegio en la contienda electoral.
Sexo, odio y discriminación fueron las estructuras de una irracional escalinata que le ha permitido llegar al sitio en que se encuentra. Este fenómeno contradice la retórica sobre las virtudes evangélicas y pone en evidencia la incultura y dogmatismo religioso de los cobradores del diezmo.
Pertenece a la iglesia de los sepulcros blanqueados, es decir de los fariseos. Sus jefes son los que amasan millones de dólares explotando la fe sincera de los creyentes. En esos nidos no nacen palomas sino cuervos.
Los que hacen diezmar a los pobres están ahora al servicio de los oligarcas, a los que solo le interesan sus negocios y que, con el fino olfato de un zopilote se están acomodando regazo de los pentecostales. La cúpula del Partido Liberación Nacional, encabezada por Oscar Arias, ya logró apuñar las esperanzas electorales de Fabricio Alvarado. En el mismo reducto se están acomodando los viejos cuadros de la derecha de la unidad socialcristiana.
Fabricio Alvarado, en la Presidencia de la República significará el poder absoluto de la derecha recalcitrante, de los que entregan al país para arrancar una sonrisa a Trump y los que aspiran a hambrear a los trabajadores para engordar sus cuentas bancarias.
La versión de los pentecostales nació en los Estados Unidos y es la religión oficial del imperialismo norteamericano. La aspiración a un gobierno mundial no puede prescindir de una religión universal. Este enlace ha permitido, gracias a benevolencia multimillonaria del imperio se han formado esas legiones de enriquecidos pastores, que engañan y cobran por engañar.
Las fracciones parlamentarias de PLN con 17 diputados y de Renovación Nacional con 14, hacen la mayoría parlamentaria. Es una unidad tan nefasta como peligrosa.Votos suficientes para aprobar o rechazar proyectos de ley. Esta coalición parlamentaria al parecer ya consolidada no dejará lugar para una oposición parlamentaria. Tampoco habrá oposición política burguesa. La única oposición posible será la que haga el pueblo organizado y unido para luchar. Es de esperar que cante el gallo de la unidad popular. No sería de extrañar que el arma principal de la oligarquía sea una nueva inquisición, es decir de una persecución total contra las fuerzas populares.
¿Nacerá la dictadura en “democracia” que ha sido el mayor anhelo de Oscar Arias?
Si por la víspera se saca el día, la ley fiscal, recién aprobada es un ominoso anuncio de lo que vendrá.
Frente a tal situación la unidad popular para luchar es un imperativo político pero también moral.
El resultado de este proceso electoral es el resultado de la carencia de unidad y de la desorganización de las fuerzas progresistas, democráticas y revolucionarias.
Sin hegemonismos absurdos y con respeto a todas las ideologías con raigambre popular, será posible enfrentar con éxito a la derecha explotadora.
Muy pronto se desatarán las consecuencias de la crisis fiscal y de sus consecuencias económicas. Esta crisis agudizará las contradicciones sociales entre el pueblo y una oligarquía improductiva pero sedienta de riquezas. Cada día más ciega y ambiciosa.
Algunas personas, con la mejor buena fe, quieren atribuir a todo el pueblo el resultado electoral. Pero esta conclusión no es cierta y por tanto injusta.
Los datos electorales, con excepción del abstencionismo, se refieren a los votos válidos, pero los que los emitieron su voto no son todo el pueblo de Costa Rica. Votó el 68,39 por ciento de los empadronados entre los cuales se cuenta con 6.086 votos nulos o en blanco.
Los que tenían derecho al voto eran 3.322.329 ciudadanos de los cuales se acercaron a las urnas electorales solamente 755.516.
Se abstuvo el 31.61 del padrón electoral, es decir, 1.050.188.196
Los abstencionistas son el grupo más numeroso del resultado electoral y ellos, más algunos de los que no apoyaron a los neoliberales o a los pentecostales, han de ser parte principal de la reserva democrática y contestataria.
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Por: Humberto Vargas Carbonell